viernes, febrero 11, 2005

Cuestion de idiomas



Ultimamente me quedo sorprendidísima leyendo algunos blogs en los que sus dueños escriben tranquilamente en un idioma que no es el suyo, el nativo. Ahí tenemos a guiri escribiendo en castellano y catalán; a Rhutita practicando tranquilamente el castellano en su blog; a B_art que aunque no es que tenga una historia blogera muy larga, y lo haga en holandés, escribe comentarios es español... y así debe de haber muchísimos más!

Y dónde han aprendido todos ellos estos idiomas? "pues en España!" me contestaba Bart cuando le preguntaba donde lo había hecho... como si fuese lo más normal del mundo, otros en su propio país y siempre gracias a algunas vacaciones y amigos que han hecho en algun sitiode habla hispana, como Rhutita.

Mientras pensaba en todo esto se me vino a la cabeza una situación en la que me estuve maravillando igualmente del dominio del español de los personajes que me acompañaban. Y aunque no eran salidos de algún blog, bien los podía haber sacado de un libro de cuentos...

Hace ya muchos años un conocido, del que se podría escribir un libro, después de muchas aventuras (y haberlo dado por desaparecido) acabó instalándose en Bruselas. Fué a parar a la casa de unos "condes" belgas que alquilaban la planta baja de la casona en la que vivían en el centro de Bruselas. Como la nobleza ya no es lo que era, necesitaban dinero así que habían adaptado esa parte de la casa como apartamento independiente del resto y lo alquilaban, eso si, através de una empresa que te exigía una serie de requisitos y una suma astronómica de dinero. La condesa en cuestión era diseñadora y había sacado una colección de zapatos, bolsos y vestidos de papel (si, si, como lo oís...), el conde llevaba su propia empresa.

El caso es que nos llamó un día invitándonos a varios amigos a ir a visitarlo aprovechando una fiesta que se daba en la embajada rusa de la capital europea. Con esto de que vivía prácticamente con los condes se había hecho un círculo de amigos entre la nobleza belga y europea. Nos había invitado a todos aquellos a los que les debía varios "fabores", sobre los que no entraré en detalles, y para compensar nos invitaba a un fin de semana con todos los gastos pagados y un baile que realmente merecía la pena ver... el de la presentación de las dieciochoañeras rusas a la sociedad en la embajada de dicho país!.

A mi se me disparó enseguida la imaginación! por supuesto! Me acordé de todas la películas de clase B y A que había visto sobre este tipo de cuestiones, de los libros de Ken Follet que había leido sobre el tema... me moría de curiosidad por ver como era en vivo y en directo.

Partimos un viernes desde Amsterdam hasta Bruselas en tren, primera clase, todos bien arregladitos con nuestras maletas llenas de trajes de noche, zapatitos de tacon alto y los peinados bien puestos. Al llegar a Bruselas nos estaba esperando P. todo arreglado, con una limusina en la que cabíamos tranquilamente 16 personas. De allí nos llevó a nuestro hotel para que nos arreglásemos y más tarde nos pasó a buscar, con la limusina de nuevo, para ir a cenar antes de pasarnos por la embajada rusa. La cena transcurrió en un restaurante diseñado por uno de sus conocidos, allí nos encontramos con más condes, duques y hasta una princesa rusa!

Los personajes parecían sacados de una película: a mi lado se sentaba un conde francés, parisino hasta la médula, hablando en un español intachable... sólo tenía un ligero acento andaluz que había adquirido al seguir sus clases de castellano en Málaga; enfrente mío se sentaba la princesa rusa que hablaba igualmente un español envidiable, ella lo había aprendido en Perú, país en el que vivió 20 años después de salir huyendo de la Unión Soviética (más tarde me contaría su historia tras habernos bebido unas cuantas copas de champán en la embajada). La condesa belga que alojaba a P. también lo hablaba perfectamente y en su marido, un americano que había heredado el título através de su mejor, se oía un acento yanki inconfundible pero era igualmente sorprendente lo bien que manejaba el español... el lo había aprendido en México... "por cuestiones de trabajo" me confesó más tarde.

Todos hablaban varios idiomas, habían viajado por todo el mundo, tenían conocidos en todos los gobiernos... vamos, la clase alta clásica de los libros de Aghata Christie. Tengo que reconocer que se comportaban tal y como se espera de ellos. La fiesta en la embajada fue igualmente como uno podía esperar después de ver todas esas películas clase B: llena de champagne, caviar ruso, canapés de toda clase, gente en smoking y trajes de noches y la presentación de las dieciochoañeras que, haciendo cola, eran llevadas por sus padres al centro de la sala y eran presentadas al embajador (supongo que haría el papel de un "rey" que ya hacía mucho había desaparecido).

En un momento dado el conde francés me sacá a bailar con el y, justo en ese momento, se pusieron a tocar esa música rusa tán conocida por todos nosotros en la que los hombres se agachan y, en cuclillas, estiran alternativamente una pierna manteniendo el equilibrio de una forma asombrosa. El conde se puso a bailar como quién no quiere la cosa de esa forma y enseguida se formó un círculo a nuestro alrededor de gente aplaudiendo al ritmo de la música.

"Dónde has aprendido a bailar así?" le pregunté cuando acabó la música.
Él se me quedó mirando con una cara de asombro increible.
"En Rusia?" seguí preguntando al ver su cara y pensaba "claro, que pregunta más tonta, aprenden español en España y a bailar así en Rusia...".
"No hombre, no, en Málaga! cuando estaba estudiando español!" me contestó como si fuera lo más normal del mundo.

Seguramente aprenderán a bailar sevillanas en Japón, donde por lo visto este baile tiene un éxito impresionante...


6 comentarios:

El guiri de Barcelona dijo...

¡Oh, qué bonito, Susana! Yo viví unos años en Bruselas, pero nunca me pasó algo similar.

Miguel Perez dijo...

O´rale Susana!

Primero te codeas con la reina en Holanda y ahora con la realeza rusa, francesa y belga...no me falto nadie?

Susana, estás segura de que quieres seguir hablándole a un plebeyo? :-)

Saludos!

Mariana dijo...

Que buena historia! Ahora, vos si que estas en la movida eh!

Esto es la globalizacion. uno aprende sumo en sudafrica y cocina italiana en Indochina.

Susana Aparicio dijo...

guiri! pero tu has vivido en todos los lados! que barbaro...

Miguel, de plebeya a plebeyo... no te gustaria esa vida... demasiado decadente ;o)

Marian, bienvenida la globalizacion entoces... jajaja, como sigue el higado?

Bart, pues si... jajaja, aun andan por ahi rondando (yo en los comentarios me ahorro los acentos... je)

Susana Aparicio dijo...

jajaja... me parece que tienes un mal dia MrMann ;o)

A mi no me parece tan claro que alguien se desenvuelva todos los dias en ingles y en aleman en España y aun menos en Huesca (si ese es el sitio al que te refieres que los dos conocemos), mas bien la excepcion..

Y no me choca, me sorprende agradablemente, que es diferente ;o)porque, precisamente por cuestiones de globalizacion, lo mas normal seria que todo el mundo se pudiese comunicar en ingles y que por consiguiente el idioma local no fuese tan necesario. Y eso significa que se tiene interes en otras culturas y ganas de comprenderlas (lo que tampoco tiene que ser obligatoriamente asi con la obligacion)

Sobre los signos de vejez... jajaja, no me hagas hablar... :oP

PD: tanto te enojo ese post en el que decia que en Huesca no cambia mucho la cosa...?

Susana Aparicio dijo...

no pasa nada, todos tenemos malos dias, ayer tampoco fue uno de mis mejores...

en cuanto a lo que dices sobre: muchas veces son los propios habitantes de la localidad los que, con su mentalidad provinciana, quieren que todo siga "como siempre"; estoy totalmente de acuerdo. A mi, por estar fuera, me gusta esa sensacion de encontrarlo "igual" aunque se que no es así, pero reconozco que muchas, muchísimas veces, he pensado "aquí se podrían hacer tantas cosas todavía..." pero por dónde empezar a cambiar esa mentalidad?

Un saludo!

PD: y tienen exito las escuelas bilingües? ojala que si...