Siempre me han atraido esas miradas de la ciudad que te hacen pensar sobre ella, que te sorprenden y enfrentan con ella, que te muestran espacios inéditos a pesar de haber estado siempre ahí o que, simplemente, nunca han existido.
Me gusta ver la ciudad a través del tiempo, con sus personajes o vacía, pero siempre desde otros ojos que me permitan descubrir esos matices que, hasta entonces, estaban ocultos para mi.
Entre estas miradas se encuentran las de Gordon Matta-clark (foto incial)
Sus obras efímeras, sus anarquitecturas, inspiradas en la idea de transformación de la materia, otorgaban una "segunda vida" a edificios condenados a la demolición, mostrándonos sus entrañas, abriéndolos a la luz. Una vida de la que sólo quedaría el recuerdo plasmado en fotografías sacadas por el mismo Matta-Clark.
Vicente Jarque explica que la intención de Matta-Clark tenía que ver con un esfuerzo de rehabilitación ciudadana, por mediación del arte, de espacios urbanos degradados y, por tanto, perdidos para el buen uso público.
La espectacularidad que Matta-Clark lograba con una sola apertura de ese amplio agujero en la fachada, el juego con la luz que de pronto inundaba el interior de aquella estructura, hizo -según palabras de Vicente Jarque- que algunos calificaran la obra como evocativa de una especie de "catedral".
Gordon Matta-Clark dominaba, a nivel arquitectónico, la destreza de crear y reciclar, nuevos espacios mediante la técnica de elimininación de algunas partes de los elementos básicos que conformaban sus obras como puedan ser las paredes, tejados o pisos.
A su vez, la mirada de la artista británica Rachel Whiteread me sorprendió por los espacios, los vacíos que crea con sus esculturas, mostrando la influencia de estos en la experimentación de nuestro entorno.
Me gusta ver la ciudad a través del tiempo, con sus personajes o vacía, pero siempre desde otros ojos que me permitan descubrir esos matices que, hasta entonces, estaban ocultos para mi.
Entre estas miradas se encuentran las de Gordon Matta-clark (foto incial)
Sus obras efímeras, sus anarquitecturas, inspiradas en la idea de transformación de la materia, otorgaban una "segunda vida" a edificios condenados a la demolición, mostrándonos sus entrañas, abriéndolos a la luz. Una vida de la que sólo quedaría el recuerdo plasmado en fotografías sacadas por el mismo Matta-Clark.
Vicente Jarque explica que la intención de Matta-Clark tenía que ver con un esfuerzo de rehabilitación ciudadana, por mediación del arte, de espacios urbanos degradados y, por tanto, perdidos para el buen uso público.
La espectacularidad que Matta-Clark lograba con una sola apertura de ese amplio agujero en la fachada, el juego con la luz que de pronto inundaba el interior de aquella estructura, hizo -según palabras de Vicente Jarque- que algunos calificaran la obra como evocativa de una especie de "catedral".
Gordon Matta-Clark dominaba, a nivel arquitectónico, la destreza de crear y reciclar, nuevos espacios mediante la técnica de elimininación de algunas partes de los elementos básicos que conformaban sus obras como puedan ser las paredes, tejados o pisos.
A su vez, la mirada de la artista británica Rachel Whiteread me sorprendió por los espacios, los vacíos que crea con sus esculturas, mostrando la influencia de estos en la experimentación de nuestro entorno.
Pasear por sus escultura (porque realmente nos introducimos en ella) es como meterse de lleno en esos planos urbanos en negativo que dibujamos para ver bien la estructura urbana, sus calles y plazas. Son calles fantasmas a las que el contenido de sus bloques se los tenemos que añadir nosotros, saliendo este de nuestra memoria dormida.
En el caso de Embanket, presentado en la Tate unos años atras, resultan estar literalmente formados por recuerdos, siendo el molde de los bloques que conforman esa ciudad de hielo el contenido de la caja donde la madre de Rachel guardaba los adornos de navidad: Cuando la madre de Rachel murió, su hija encontró una vieja caja de cartón entre sus pertenencias. Ella la recordaba muy bien, la recordaba por que en ella guardaba los adornos navideños, entonces estaba al lado del cajón de los juguetes y de los juegos de mesa apilados. Después sus bordes se comenzaron a romper y los logotipos que la cubrían comenzaron a desvanecerse y la tapa comenzó a brillar con todas las cintas adhesivas sucesivamente usadas para envolverla a lo largo de los años. Después Rachel se marchó de casa y su vida cubrió y volvió a cubrir ese recuerdo, hasta ocultarlo completamente. (El artículo completo escrito por Mariano de Blas Ortega para la revista digital ArtesHoy se puede leer aquí. Un artículo precioso, por cierto)
Más allá del recuerdo de la autora la historia nos introduce de lleno en todas esas "cajas" que forman la ciudad, sus historias, vivencias y recuerdos individuales que muchas veces creemos descubrir al mirar por la noche los bloques masivos de viviendas en los que se desarrolla la vida de sus ocupantes y que, de forma voyerista, por un momento nos permiten echar un vistazo en ella antes de cerrar las cortinas. Algo así como en la película de Alfred Hitchcock "La ventana indiscreta".
Estas vivencias individuales de la ciudad se pueden descubrir igualmente en los videos de Sarah Morris.
En el caso de Embanket, presentado en la Tate unos años atras, resultan estar literalmente formados por recuerdos, siendo el molde de los bloques que conforman esa ciudad de hielo el contenido de la caja donde la madre de Rachel guardaba los adornos de navidad: Cuando la madre de Rachel murió, su hija encontró una vieja caja de cartón entre sus pertenencias. Ella la recordaba muy bien, la recordaba por que en ella guardaba los adornos navideños, entonces estaba al lado del cajón de los juguetes y de los juegos de mesa apilados. Después sus bordes se comenzaron a romper y los logotipos que la cubrían comenzaron a desvanecerse y la tapa comenzó a brillar con todas las cintas adhesivas sucesivamente usadas para envolverla a lo largo de los años. Después Rachel se marchó de casa y su vida cubrió y volvió a cubrir ese recuerdo, hasta ocultarlo completamente. (El artículo completo escrito por Mariano de Blas Ortega para la revista digital ArtesHoy se puede leer aquí. Un artículo precioso, por cierto)
Más allá del recuerdo de la autora la historia nos introduce de lleno en todas esas "cajas" que forman la ciudad, sus historias, vivencias y recuerdos individuales que muchas veces creemos descubrir al mirar por la noche los bloques masivos de viviendas en los que se desarrolla la vida de sus ocupantes y que, de forma voyerista, por un momento nos permiten echar un vistazo en ella antes de cerrar las cortinas. Algo así como en la película de Alfred Hitchcock "La ventana indiscreta".
Estas vivencias individuales de la ciudad se pueden descubrir igualmente en los videos de Sarah Morris.
En su instalación de video Miami, Morris nos lleva de paseo por esta ciudad a través de escenas urbanas, desde un paseo en coche por sus avenidas hasta el interior de unas oficinas. Escenas en las que el punto de foco nos deja ver claramente lo que sucede en un lugar específico, volviéndose borroso todo aquello que se aleja de él. Esto logra que se dé importacia y nos fijemos, casi inadvertidamente, en lo que la artista nos quiere mostrar. Así vemos como un grupo de señoras entradas en años disfrutan de una taza de café alrededor de una mesa, enfocándose y desenfocándose ligeramente la camarera y otros clientes cada vez que pasan por delante de ellas.
Este video me trajo a la memoria una escena en la que deseé haber tenido la camara en mano en ese momento. Escena de la que estaba disfrutando tanto que no quise interrumpir -para buscar la cámara de video que Juan llevaba consigo- por miedo a que se terminase y que me quedó en mente como "proyecto pendiente".
Estando en Buenos Aires, después de haber visitado a unos amigos antes de tener que ir a tomar el avión de vuelta al "viejo continente", tomamos un taxi para ir a Etzeiza cuando comenzaba a anochecer. En el trayecto desde la casa de nuestros amigos hasta el aeropuerto me quedé embelesada mirando por la ventanilla.
Nuestro taxi nos estaba conduciendo por una calle flanqueada por bloques de apartamentos en los que las luces de sus entradas ya se habían encendido mostrándonos una serie espectacular: Los porteros de cada bloque (personaje indispensable en el paisaje urbano de la ciudad) se sucedían con el paso del taxi dejándonos ver cúbiculos acristalados e iluminados en los que uno leía el periódico, otro veía una tv diminuta sobre su escritorio, un poco más adelante había uno que había salido a la calle para fumarse un cigarrillo mientras el de al lado le habría la puesta displicente a un inquilino... todo esto enmarcado por la ventanilla del taxi y a una velocidad constante.
Pero volviendo a Whiteread quien en vez de cajas transparentes nos muestra, a demás de esa colección de almas de ciudad, la "dura realidad" de la vivienda olvidada, casi podríamos decir de suburbio inglés, a través de cajas macizas y opacas como en su obra House.
Este video me trajo a la memoria una escena en la que deseé haber tenido la camara en mano en ese momento. Escena de la que estaba disfrutando tanto que no quise interrumpir -para buscar la cámara de video que Juan llevaba consigo- por miedo a que se terminase y que me quedó en mente como "proyecto pendiente".
Estando en Buenos Aires, después de haber visitado a unos amigos antes de tener que ir a tomar el avión de vuelta al "viejo continente", tomamos un taxi para ir a Etzeiza cuando comenzaba a anochecer. En el trayecto desde la casa de nuestros amigos hasta el aeropuerto me quedé embelesada mirando por la ventanilla.
Nuestro taxi nos estaba conduciendo por una calle flanqueada por bloques de apartamentos en los que las luces de sus entradas ya se habían encendido mostrándonos una serie espectacular: Los porteros de cada bloque (personaje indispensable en el paisaje urbano de la ciudad) se sucedían con el paso del taxi dejándonos ver cúbiculos acristalados e iluminados en los que uno leía el periódico, otro veía una tv diminuta sobre su escritorio, un poco más adelante había uno que había salido a la calle para fumarse un cigarrillo mientras el de al lado le habría la puesta displicente a un inquilino... todo esto enmarcado por la ventanilla del taxi y a una velocidad constante.
Pero volviendo a Whiteread quien en vez de cajas transparentes nos muestra, a demás de esa colección de almas de ciudad, la "dura realidad" de la vivienda olvidada, casi podríamos decir de suburbio inglés, a través de cajas macizas y opacas como en su obra House.
Una obra en la que se nos presenta la vivienda desde su interior, ya que ha sido ésta la que ha sido utilizada como molde, pero que a su vez nos impide su entrada, su visión completa. Tan sólo nos deja percibir lo que ocurre en ella, mostrándonosla como algo tosco, sin pulir. Imagen que me hace pensar inevitablemente en todos aquellos suburbios de ciudades que parecen repetirse interminablemente estemos donde estemos y tengan la forma que tengan. Una vivienda, una vida interior que podría repetirse por decenas, por centenas.
O más confrontador todavía: Thomas Hirschhorn, quien nos deja ver en su obra la sociedad de desechos, en todos los sentidos, en la que nos encontramos. Como escribe Francisco Javier San Martín (Arte y Parte. Nr 59, nov-dic 2005): Estas son las instalaciones de Hirschhorn, lugares de deriva, de acumulación y desorden, radicalmente alejadas de cualquier complacencia de lo bello, lugares sin composición, sin "armonía".
O más confrontador todavía: Thomas Hirschhorn, quien nos deja ver en su obra la sociedad de desechos, en todos los sentidos, en la que nos encontramos. Como escribe Francisco Javier San Martín (Arte y Parte. Nr 59, nov-dic 2005): Estas son las instalaciones de Hirschhorn, lugares de deriva, de acumulación y desorden, radicalmente alejadas de cualquier complacencia de lo bello, lugares sin composición, sin "armonía".
La obra de este artista suizo nos muestra tambien esos "sin lugar" de las ciudades, una realidad a la que queremos huir cuando mostramos nuestros entornos urbanos o proyectos en revistas a todo color, Lugares marginales de los que sólo hacemos eco en momentos puntuales, una parte de la ciudad que dejamos de lado, como si de un tumor se tratase, pero que sigue allí y que ya forma parte definitiva de ella.
Lo que nos trae las palabras de Zymunt Bauman (Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias. Paidós 2005-2006) a la memoria: La producción de "residuos humanos" -o, para ser más precisos, las poblaciones "superfluas" de emigrantes, refugiados y demás parias- es una consequiencia inevitable de la modernización. Y también se trata de un ineludible efecto secundario del progreso económico y la búsqueda del orden, característicos de la modernidad.
Terminaremos el recorrido de la mano del pintor y fotógrafo norteamericano Saul Leiter.
Lo que nos trae las palabras de Zymunt Bauman (Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias. Paidós 2005-2006) a la memoria: La producción de "residuos humanos" -o, para ser más precisos, las poblaciones "superfluas" de emigrantes, refugiados y demás parias- es una consequiencia inevitable de la modernización. Y también se trata de un ineludible efecto secundario del progreso económico y la búsqueda del orden, característicos de la modernidad.
Terminaremos el recorrido de la mano del pintor y fotógrafo norteamericano Saul Leiter.
Quien se dedicó a fotografiar en los años ´60-´70 las calles de Nueva York en color. Idea disparatada en ese momento en que la fotografía se realizaba en blanco y negro, no por limitaciones técnicas sino porque el color se consideraba "ordinario" para la fotografía, dando este un aspecto "irreal" a las imágenes.
Leiter ha sabido captar una imagen de la sociedad urbana que ya pocas veces se ve: sus personajes aunque aislados en su mundo establecen una relación íntima con lo que los rodea de tal manera que parecen "tener" que estar ahí, son parte de la ciudad.
Unos personajes que, al igual que en el trabajo de Rachel Whiteread, nos dejan intuir lo que sucede o puede suceder en la ciudad. Las fotos, de composición realmente bella, nos muestran la actividad del día a día en la Nueva York de los años '60.
Este ha sido mi paseo personal por una ciudad -imaginaria o real, ¿quién dirá?- vista a través de otros ojos, un paseo que me permite verla cada vez desde otra perspectiva y que me deja jugar con ella, con sus escalas, con sus tiempos y significados, siempre abierta a nuevas impresiones.
Leiter ha sabido captar una imagen de la sociedad urbana que ya pocas veces se ve: sus personajes aunque aislados en su mundo establecen una relación íntima con lo que los rodea de tal manera que parecen "tener" que estar ahí, son parte de la ciudad.
Unos personajes que, al igual que en el trabajo de Rachel Whiteread, nos dejan intuir lo que sucede o puede suceder en la ciudad. Las fotos, de composición realmente bella, nos muestran la actividad del día a día en la Nueva York de los años '60.
Este ha sido mi paseo personal por una ciudad -imaginaria o real, ¿quién dirá?- vista a través de otros ojos, un paseo que me permite verla cada vez desde otra perspectiva y que me deja jugar con ella, con sus escalas, con sus tiempos y significados, siempre abierta a nuevas impresiones.
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6 comentarios:
Buenos días Susana,
es muy acertado lo que comentas. Las fotos, especialmente la primera, son una preciosidad.
Si te interesan estas "anarquitecturas", como tú las llamas, seguro que te interesa el libro de Marc Augé Los no-lugares, espacios del anonimato.
Saludos cordiales desde Madrid. Am
Gracias por la recomendación! Me he leido la sinopsis en el enlace que has puesto y me ha parecido muy interesante, lo buscaré.
Lo de anarquitecturas no es mío (ya quisiera yo):
Splitting (1974) es la obra en la que Matta-Clark3 invalida las ideas de estabilidad y protección asociadas al hogar, seccionando una casa unifamiliar en dos partes iguales. Creador del concepto “ anarquitectura” al cortar diversos edificios literalmente deconstruyendo sus significados asociados, la creación de espacios imposibles, investigación semiótica arquitectónica en torno al desmembramiento de las partes, da la idea de una arquitectura interesada en la deconstrucción más que en la construcción de nuevas formas de habitar, de ahí el término anarquitectura que mostraría como paradójica una arquitectura que construye pretendiendo deconstruir. La deconstrucción de las formas de habitar mediante los cortes provocados en las arquetípicas construcciones no añade elementos sobre el esquema inicial, como en Gehry, sino que las propias estructuras existentes se desmembran o descomponen antes de ser finalmente demolidas.
Un saludo!
Hmmmm,
entonces, esas imágenes de edificios al borde de la demolición que publicas, son pura Anarquitectura.
Si al fin y al cabo, todo contenedor espacial artificial es arquitectura, ¿no?
Saludos y hasta pronto. A
Hay unas ciertas y descontinuas anarquitecuras en los suburbios de Dayton en Chicago, o una marginalidad visual en los barrios bajos de Cancun, tiene cierta similitud solo en la ideologia...
Saludos.
Desde algun lugar del Caribe...
¡Hola! Ya se que va a sonar muy frívolo, después de tu post tan bien escrito y tan interesante, pero hacía días que no pasaba por aquí y veo que has cambiado la foto... ¡estás muy interesante!
:-)
Un abrazo,
Hola Andres, si, eso parece… pura anarquitectura posmoderna. Una de esas obran de las que sólo quedan referencias en forma de fotoreportage y que sobreviven gracias a la media.
Hola Sam, como fué la cosa con el paso del huracan? Una de las ciudades que me gustaría visitar en Mexico sería Tijuana, gracias al esfuerzo de René Peralta –entre otros- de ponerla en el mapa como lugar de encuentro y fricción urbana.
Carmen! Que bueno verte por aquí de nuevo. Porcierto, en octubre se está trasladando Juan a Zaragoza por unos meses (por el proyecto de Zaha en la Expo) y yo voy a estar a caballo entre Amsterdam, Madrid y Zaragoza hasta marzo o abril de año que viene, asi que a ver si programamos un encuentro en San Sebastian cuando ya sepamos las fechas definitivas.
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