jueves, octubre 28, 2004

Despertares


Carlos Pardo

Estaba leyendo el post de "calles desperezadas" de Puzzle y me llamaba la atención lo parecidas que son todas las ciudades a esas horas... y más en las mañanas de otoño con su neblina gris y sus calles mojadas, en las que parece que todo el mundo se ha puesto de acuerdo para ir vestido con colores que no son colores y caminar con pensamientos en la cabeza que todavía no son pensamientos.

Y he seguido pensando en esas mañanas en las que voy de camino a mi trabajo y sólo me cruzo con la sonrisa de la repartidora de periódicos de la estación (a la que ya hace mucho que no veo, por cierto) mientras una masa de gente homogenea se mueve como si de una sola ola se tratase.
Y he visto otra vez, y por un sólo momento, las luces matutinas de las bicis reflejadas en los charcos salpicados.
Y subiendo la mirada me he encontrado con esas caras de frío ocultas tras unas bufandas que sólo dejan ver las dos ranuritas que se supone que son dos ojitos somñolientos.

He recordado a todos esos hombres en traje y mujeres que charran animadas tomando su primer café de la mañana en el Café Nero y a los que miro con envidia desde la ventana de mi tranvía. No hay mejor manera de comenzar el día que tomando un cafecito en algún lugar perdido de la ciudad, sabiendo que te estas tomando un tiempo que no tienes pero por el que nadie te va a reclamar.
He recordado a todos esos pasajeros de tren que se sientan frente a mi cada mañana con sus ojos fijos en el periódico de mi repartidora, aislados del mundo y, paradójicamente, trasladados a otros muchos, sumerjidos en una lectura que olvidarán al atravesar la puerta del tren para dirijirse a sus oficinas.

Y así y todo, con mis pensamientos perdidos en una nubecita gris no he podido evitar el decir: Que bonitas son las mañanas de otoño!

miércoles, octubre 27, 2004

Rafal Olbinski


Cloudface

Lo descubrí hace poco y me encantaron sus afiches delirantes, aquí os dejo un poco de su biografía y unos cuantos afiches mas.

Nacido en Polonia y formado en el Departamento de Arquitectura del Colegio Politécnico de Varsovia, Rafal Olbinski emigró a los Estados Unidos de Norteamérica en 1982, donde muy pronto se estableció como un prominente pintor, ilustrador y diseñador.

Por su obra ha recibido más de cien importantes premios incluyendo las medallas de Oro y Plata del Club de Directores de Arte de Nueva York y también las medallas de Oro y Plata de la Sociedad de Ilustradores de Nueva York y Los Angeles.

En 1994 fue galardonado con el Oscar Internacional por "El Poster más Memorable del Mundo" y el Premio Savignac en París. El mismo año recibió la distinción Revista Creativa a la Mejor Ilustración Británica en Londres. En 1995 su afiche, fruto de un concurso por invitación sancionado por un jurado a cargo del Alcalde Rudolph Giuliani, fue elegido como el Poster Oficial de "Nueva York, Ciudad Capital del Mundo".

Al año siguiente recibió la distinción Stevan Dohanos por la mejor pintura en la exhibición anual de los miembros de la Sociedad de Ilustradores.Las obras de Rafal Olbinski están en las colecciones del National Arts Club de Nueva York, el Instituto Smithsonian y la Biblioteca del Congreso en Washington, el Museo Suntory de Osaka, Japón; asimismo como en numerosas colecciones privadas y corporativas de los Estados Unidos, Japón y de toda Europa.

Desde 1985, Rafal Olbinski, enseña en la prestigiosa Escuela de Artes Visuales de Nueva York.

Comentando la exposición realizada en el Palacio de la Cultura y de la Ciencia de Varsovia, la critica del diario "Rzeczpospolita", Monika Malkowska, decía:

"Los carteles y los cuadros de Rafal Olbinski se los puede ver muchas veces, sin temor de aburrirse. El artista maneja una tecnica admirable, sabe pintarlo todo con una fidelidad fotografica, con maestria. A despecho de la costumbre muy extendida en la actualidad, cada proyecto lo realiza a mano, sin la ayuda del ordenador. No es extrano pues que tenga un fiel publico en paises como Estados Unidos, Alemania y Polonia. Pinta, colabora con teatros y revistas. En la exposicion retrospectiva en el Palacio de la Cultura y de la Ciencia estan representados todos los generos de su arte. En uno de los carteles de Olbinski, realizado para la pelicula "Picasso", el genio del arte del siglo XX aparece tomando vino con una "senorita de Avinon", protagonista de su famoso lienzo, deformada segun mandan los principios del cubismo. Es la unica muchacha presentada por el artista polaco de cuya belleza no puede decirse nada positivo. Las demas senoritas, con sus encantos mas o menos camuflados, tientan descaradamente al espectador. Salta a la vista que el autor de estos retratos conoce bien los recovecos del alma femenina. Cada mujer, por decente que sea, suena con un amante carinoso, parece decir Olbinski con sus cuadros y, por suerte, expresa esta banal verdad con gran refinamiento. Una de las mujeres "se esta bronceando" a la luz de la luna, apoyando sus pies en su hoz de plata; otra galopa montando un caballo puesto sobre el aparato gimnastico llamado potro; una tercera esta vagando por un laberinto de la baraja de corazones sin poder dar con su pareja".

Para ver gran parte de sus posters pinchad aquí.




Instinctive Change of the Familiar Subject


Gloriana







martes, octubre 19, 2004

El canto de las sirenas

De los ultimos mensajes que se dejaron me llamó la atención algo que dijo Enano en uno de sus comentarios "Esto me hace reflexionar sobre como el tiempo puede arruinar la relación entre una persona y un lugar", así que me puse a reflexionar yo también sobre este efecto.

Me ha pasado eso a mi con Amsterdam?" me he estado preguntando estos días (gracias Enano! con lo tranquila que estaba yo hasta ahora...), porque aunque dije que Amsterdam sigue siendo una ciudad preciosa, y lo es, si que es verdad que mi opinión sobre ella ha ido cambiando paulatinamente, Asmterdam ha dejado de ser el conjunto de fachadas de casas de muñecas que fuera para convertirse en algo mucho más complicado... pero vayamos por partes, que fue lo primero que me atrajo de esta ciudad sacada de un cuento de hadas?.

Recuerdo mi primera visita, era abril de 1990 y estábamos recorriendo Europa, era nuestro viaje de estudios... Llegamos a Amsterdam a la mñana temprano, el cielo estaba totalmente encapotado. El autobus nos había dejado en la parte trasera de la Estación Central, atravesamos sus pasillos, somñolientos, en busca de la entrada, bostezando a cada paso hasta que una corriente de aire frío nos hizo estremecernos y enfundarnos en nuestras bufandas y, mientras luchábamos con la cremallera de los anoraks, me fijé por primera vez en el espacio que me rodeaba. Estaba en medio del hall central, los ladrillos se elevaban formando arcos y la luz cenicienta de la mañana entraba filtrada por los cristales sucios de sus ventanas dándole un aire medieval, como si en una catedral me encontrase y en lugar del sonido del órgano sólo se escuchase el silvato de los trenes.

Una vez fuera comenzó a nevar, los copos parecían haber estado esperándonos porque nos abrazaban formando remolinos a nuestro alrededor como si estuvieran saludando a un viejo amigo despues de mucho tiempo. Nos pusimos a caminar, atravesamos el Damrak, llegamos a la plaza de Dam y desde allí nos internamos en el Jordaan, perdiéndonos entre sus canales. Y justo en ese momento salió el sol, ese sol de invierno gélido que ilumina como una bombilla de 25 Wat esparciendo una luz amarillenta que parecía sacada de un cuadro del Rijksmuseum. Las fachadas se inclinaban sobre los canales mirándose en la superficie espejada, los primeros brotes cubrían las ramas de los árboles y las bicicletas zumbaban por las calles. Creo que fue en ese momento cuando me enamoré de la ciudad de los los canales.

Y ahora? Ahora conozco también lo que sucede detrás de sus fachadas de caramelo y la oigo respirar, el efecto narcótico de su imagen se ha desvanecido y al canto de sus sirenas se han unido sus quejas y reproches.

La tierra gruñe herida por una linea de metro que nos está saliendo demasiado cara a los contribuyentes mientras las viviendas se hunden un poco más a su paso, tenderos arruinados exigen al ayuntamiento las compensaciones prometidas hace cuatro años y que para ellos ya van a llegar tarde... si llegan. El cesped del Museumplein está de nuevo cercado, impidiendo su entrada a los transeuntes, dándole tiempo para que se vuelva a recuperar después de la última manifestación y cuando podamos a pasearnos otra vez sobre él volveran a programar una actuación masiva que lo machacará y denuevo se cercará impidiendonos la entrada por un tiempo, espacio público?. Por las calles se pasean ordas de turista, como lo fui yo, invadiendo las calles, tiendas, museos y senderos de bicicletas, dando a la ciudad el aspecto eterno de una Disneylandia de entrada gratuita, impidiendo distinguir a sus habitantes de los visitantes... o estamos todos de paso?

Y su movimiento cultural? porque además de todos los museos estatales y privados de la ciudad... dónde se quedan los estudiantes de la Rietveldacademie al terminar sus estudios artísticos? y los de la facultad de teatro y bellas artes? dónde se encuentra la innovación cultural? donde están los jóvenes y no tan jóvenes dando forma a sus sueños?

Pero a pesar de todo esto os aseguro que da gusto pasearse por sus calles en los días soleados, es entonces cuando la ciudad recupera toda su magia, el tiempo pasado te vuelve a alcanzar con toda su fuerza y te hace recordar que eres un invitado privilegiado al que se le permite una estancia fugaz.

miércoles, octubre 13, 2004

Una de médicos


Hoy leía en el periódico que los dos partidos holandeses más importantes han llegado al acuerdo de que todos aquellos que estamos en la seguridad social no necesitamos pagar las visitas al médico de cabecera. "Menos mal"- iba pensando en el tren- "como encima me hicieran pagar al inutil de mi médico cada vez que voy a su consulta para salir igual que he entrando, o peor, para salir de mal humor..."

A veces me sorprende la imagen que se tiene del "adelanto" médico europeo y el complejo que padecen algunos paises del sur frente a otros como Holanda. Me explicaré: durante mis vacaciones en Punta del Este (Uruguay) me levanté una manana con un dolor de cuello insoportable, parecía Robocop, para mirar de lado tenia que girar todo mi cuerpo, así que le pedimos al recepcionista del hotel que nos diese la dirección del hospital más cercano a lo que respondió "les doy la del ambulatorio porque el hospital no es muy fiable, tengan en cuenta que esto no es Europa". Bueno, en un par de horas me habían dado una inyección para el dolor, hecho radiografías, constatado que una vértebra cervical se había desplazado ligeramente y era la causante del dolor, había ido al quiropracta que me recomendaron y estaba otra vez paseando por la calle, un poco dolorida eso si (aún me dolería ligeramente varios días me habían dicho) pero más fresca que una rosa y con la recomendación de ver denuevo a mi médico una vez estuviese en Holanda para ver si seguía bien la vértebra. De vuelta a Argentina dejé ver otra vez la radiografía (aún me dolía un poco) y me dijeron lo mismo.

Holanda, otra vez con frío pero una manana de sol radiante, sigo con el cuello un poco dolorido así que me dirijo a la consulta de mi médico con las radiografías en la mano tal y como me dijeran en Uruguay y Argentina.
Me siento frente a él, le cuento lo ocurrido, lo que me hicieron y que me aconsejaron volver a controlar la vértebra, le dejo ver las radiografías y allí la cosa ya empieza a ir mal. En primer lugar como no tiene dónde ver radiografías las sujeta contra una bombillita de 25 watios, en segundo lugar se queda mirando la equivocada y para rematarlo, mientras vuelve a su silla me dice (hasta ese momento no había dicho nada) "Nosotros aquí en Holanda lo habríamos hecho de otra manera", nada mas... y se pone a escribir algo.

Atención al dato, aún no le había dicho dónde me fuí de vacaciones porque conozco la arrogancia holandesa frente a todo aquello que para empezar no sea europeo, sin hablar de todo aquello que no es holandés.

Como no quería empezar a discutir con él "Susana, acabas de llegar..."- me decía a mi misma- lo único que le pregunté con un poco de rintintin fue "y cómo lo habríais hecho aquí en Holanda?" y va el tipo y me dice "te habría enviado al fisioterapeuta y si te siguiese doliendo habría dejado hacer una radiografía... así que te envio al fisioterapeuta". Me dejó pasamada, ni siquiera me había preguntado dónde tenía exactamente el dolor.

- Pero... vamos a ver, en este caso ya está hecha la radiografía y se vé una vértebra desplazada, se supone que ya la han recolocado y lo único que quiero saber es si está denuevo bien y de ser así a que se debe el dolor que siento todavía, que sentido tiene empezar de cero?
- Da igual, yo te envio al fisioterapeuta y sino se arregla te hago una radiografía
- Pero... para que me envía al fisioterapeuta?
- Aqui tienes la dirección, llama y haz una cita.
- Oiga... pero usted ha visto algo en esas radiografías?
- Y que tendría que haber visto?
...Suspiro... le explico que la curvatura del cuello no esta bien, no tengo curvatura, y lo que eso significaba según los dos médicos que lo habían visto independientemente (ambos habían dicho lo mismo)
- Pero mucha gente anda con el cuello recto por la calle, pero eso es porque le duele!
- Y no sería interesante saber porqué me duele el cuello antes de nada?

No hubo manera, salí a la calle con un par de palmaditas en los hombros y la dirección del fisioterapeuta, este viernes tengo cita con el...


martes, octubre 12, 2004

Animal urbano



Una de las veces que mas pequeña me he sentido ha sido durante estas vacaciones, estando en Uruguay.

La primera vez la recuerdo muy bien, fue en Egipto, en Luxor, en el templo de Karnak, construido por Amenofis III hace 3.500 años. En mi vida he visto tanta grandeza y suntuosidad como en él, os aseguro que es indescriptible la sensación que experimenta una al pasearse entre sus ruinas.

La segunda fue a la sombra de las piramides de Giza. Reconozco que soy facil de impresionar cuando de tecnología se trata y más aún estando allí, junto a unos bloques inmensos, casi más grandes que yo, tallados hace más de 2.500 años y por los que no es posible introducir una hoja de papel en sus ranuras... tan perfectos son.

Después han surgido otras ocasiones en las que me he quedado embelesada contemplando alguna obra de la mano del hombre pero nunca más con esa misma sensación de insignificancia que experimenté en el reino de los faraones.

Y esta vez, en Uruguay, no ha sido la tecnología sino la naturaleza misma la que me ha dado constancia de mi nimiedad: estando en Punta del Este (la Marbella uruguaya) se nos ocurrió ir paseando por la playa hasta Punta Ballena.

-----------------------------------------------------------------------------
Entre paréntesis... en realidad más que un paseo fue una prueba de supervivencia porque Juan había calculado que eran unos 3 Km y yo, infeliz de mi, me lo creí olvidándome del ojo de águila que tiene el gauchito cuando de planos geográficos se trata: resultaron ser 15 km que recorrimos por playas, carreteras y montañas en chanclas (ojotas) él y zuecos yo (tengo la extraña habilidad de elegir siempre los zapatos mas inadecuados sin importar el momento o el lugar). Pero no fue esta aventura la que me dio muestra de mi insignificancia, aunque casi desaparecí en el intento.
-----------------------------------------------------------------------------

A un lado de la bahía se dibujaba la silueta de Punta del Este, con sus grandes bloques de apartamentos y delante nuestro se extendía la arena hasta llegar al montículo tras el cual se encontraba Casa Pueblo. Hubo un momento en que Juan se quedó parado mientras me decía "me pareció ver algo...", poco después al cruzarnos con una señora seguida de tres niños ésta nos gritaba "chicos! habeis visto ballenas??!". Nos quedamos de piedra, nos sentamos en la arena a esperar y si... ahí estaba, a unos 200 m de nosotros, el animal más grande de la tierra, echando agua y golpeando la superficie con sus aletas. La linea de edificaciones del litoral se me hacía ridícula frente a la grandiosidad de esta bestia fuera de escala, parecía Gulliver en Liliput.

Fue entonces cuando me dio la sensación de que se me estaba devolviendo a mi lugar y me di cuenta del mundo tan irreal que me rodea normalmente. Vivir en la ciudad significa vivir en un mundo hecho a nuestra escala, a nuestra medida, con sus calles asfaltadas y sus edificios, sus diminutos parques y sus canales (en el caso de Amsterdam). Estamos tan acostumbrados a él que nos olvidamos de la grandeza del paisaje virgen, del mundo "real" que hemos reducido a un reportaje en la pantalla de nuestra tv o una foto del National Geografic.

Ortega y Gasset dice "la ciudad es un ensayo de secesión que hace el hombre para vivir fuera y frente al cosmos, tomando de él porciones selectas y acotadas". Y no podría estar más de acuerdo con él después de esta experiencia, somos animales urbanos que viven en un mundo de paredes de cristal, mirando el otro lado del vidrio con miedo porque lo desconocemos totalmente, marcando nuestras fronteras como si fuésemos los unicos habitantes de la Tierra.

"En Noruega quieren organizar viajes turísticos de caza de ballenas, esque hay demasiadas ballenas" -decía un compañero durante el almuerzo, "demasiadas ballenas??"- le preguntaba yo- "no seremos nosotros los que sobramos??".

SPLASHHH otra paletada, un bulto negro se muestra tirando agua como si de un geiser mobil se tratara mientras parece decir "y vosotros, qué sois a mi lado?", "nada"- pienso yo- "... y si supieras la que estamos armando aquí arriba..."

sábado, octubre 09, 2004

La otra cara de Buenos Aires.



Y bueno... como tampoco soy de hechar sólo flores, por mucho que me guste o haya gustado una ciudad siempre hay algo que objetar, aquí van un par de comentarios más sobre "la otra Buenos Aires".

No se en qué periódico fue, si en La Nación, El Norte o Página 12 el caso es que nos llamó la atención un artículo en el que se hablaba de la preferencia que tenían los cónsules por perdir Buenso Aires como destino final antes de juvilarse para así quedarse en esta bella ciudad una vez retirados, dando como ejemplo los actuales cónsules de E.E.U.U. y Reino Unido.
Claro, hay que aclarar que seguían recibiendo un salario increible, sobre todo teniendo encuenta el estado del peso (moneda argentina) frete al dolar, euro o libra esterlina.

Dias mas tarde leía otra vez en uno de esos periódicos un artículo sobre un cartonero de la misma villa, el escrito comenzaba con "Ramón trabajaba en un shopping en el equipo de limpieza, todos los días sacaba los cartones y vidrios a la puerta donde los cartoneros los estaban esperando para llevárselos, nunca imaginó que acabaría siendo uno de ellos."
A Ramón (no recuerdo si se llamaba así) lo echaron del shopping y allí su vida fue una espiral hacia abajo, no conseguía otro trabajo y finalmente se puso a recoger cartones, papel y vidrio junto con su mujer y sus dos hijos que más tarde vendían a empresas de reciclaje. En un buen día podía reunir 120 pesos pero las ganancias medias eran de unos 42."No quiero estar toda la vida recogiendo cartones" decía el pobre hombre... ¿y quién querría hacerlo?, la vida en Argentina será barata para el turista, pero para la gente que vive allí un peso sale tan caro como un euro para nosotros a la hora de hacer las compras.

Es increible la cantidad de gente que se vé recogiendo estos artículos por las calles, sobre todo por las noches y a la mañana temprano, uno esperaría ver una ciudad limpia de papeles debido a las ordas de cartoneros que hay en la misma... pero nada más lejos de la realidad, a lo largo del día las calles se cubren de colores porque los comerciantes tienen la costumbre de hacer publicidad (ya sean reaturantes, tiendas de ropa, zapatos, cámaras fotográficas u hoteles por hora...porqué me dieron esta última no lo se) poniendo a una persona frente a su negocio a repartir folletitos. Lo que no he llegado a entender es porqué la gente agarra estos papeluchos para tirarlos 10 pasos más adelante, yo empecé a negarme a aceptarlos después de tener una colección de diez en un tiempo record de cinco minutos. Y la misma costumbre me la encontré en Montevideo... así que me puse a hacer cuentas y llegué a la conclusión de que tener una empresa de reciclar papel debe de ser el negocio en Argentina y Uruguay, por lo menos si la tienes en las capitales.

Imaginaos: a los pobres cartoneros (que hacen un trabajo elogioso, todo hay que decirlo) no les pagan más de un par de céntimos por kilo de papel, la cantidad varía si es de color, blanco o cartón. Las empresas recicladoras lo hacen otra vez apto para la venta y se lo encasquetan a todos estos comerciantes que con cualquier birria de folletito estan contentos y de esta manera vuelven a la calle donde los cartoneros se los vuelven a llevar para su reciclaje... osea, una mina!

Como ya he dicho en mi post anterior, BS AS tiene muchísimo que ofrecer, pero uno necesita dinero para disfrutarla. Hay quien dice que es la ciudad más bonita del mundo... yo no estoy tan segura de eso, es bonita para el que la puede pagar, es algo así como una/un amante caprichosa/o: mientras te la puedas costear te mimará con todas sus virtudes, cuando ya no tengas con qué hagasajarla te dejará de lado.

La verdad es que aún no me he encontrado con la ciudad más bonita del mundo, de todas las que he visitado ha habido algo que me ha gustado y algo que me ha dejado con un hormigueo en la tripita, algo que falla. Algún día juntaré todas las cosas que me han gustado para ver como sería mi ciudad ideal... y a lo mejor me doy cuenta entonces que es mejor que no exista... jajaja, vaya uno a saber que embrion saldrá de ese mejunje.

De momento me quedo con las ganas de llegar a vivir alguna vez en BS AS, con dinero, todo sea dicho, para ver cómo es esta ciudad en su día a día.

miércoles, octubre 06, 2004

Buenos Aires querido



Buenos Aires es una gran paradoja... repetiré lo que he oido en muchas ocasiones y que no me queda más remedio que corroborar: Buenos Aires es una ciudad más europea que cualquier otra ciudad de Europa.
Y es verdad, en ella se respira la elegancia parisina, el dinamismo londinense y el cosmopolitismo barcelones y sin embargo tiene una personalidad bien argentina, o mejor dicho: bien porteña (lo que es de primordial diferencia).

En que se refleja? es dificil de definir, creo que tiene que ver con la actitud de sus habitantes, con su curiosidad innata, su necesidad de hacer, crear y descubrir constantemente cosas nuevas, una necesidad que los lleva casi al borde de la esquizofrenia. Quizás sea por eso que veo Buenos Aires como una ciudad frenética y hasta vertiginosa, está continuamente en movimiento, gente que entra y sale de los comercios y oficinas, gente aglomerada a la entrada o salida de un teatro, de un cine, de una exposición, de una sala de conciertos, gente haciendo cola mientras se pasea por el mercado de artesanías de la Recoleta, jóvenes diseñadores habren tiendas en Palermo Viejo de muebles, ropa, bisutería, todo de su mano y sueños, Puerto madero reforma sus docs para dar acogida a los nuevos yuppies de la ciudad y junto al mercado artesanal de Recoleta donde los vendedores se juntan a tomar un mate mientras se fuman algún pitillo, las "señoras bien" se reunen a almorzar en uno de los restaurantes del centro de diseño.

Todo parece surgir y renovarse, transformase y volver a resurgir dejando el pasado atrás. Pero de repente, camino a Corrientes se me muestra la que fuera un clásico de los clásicos (como el café Tortoni en la avenida de Mayo): la confitería "La Ideal".
Y al resbalarme entre sus puertas me introduzco, como si de una foto en color sepia se tratrase, en un mundo oscuro de luces amarillentas donde el tiempo pareciera haberse detenido y sólo sus figurantes hubieran experimentado su paso, cambiando sus esbeltas figuras por otras mas enjutas y curvadas... en el centro de ese espejismo decenas de mesas redondas de hierro forjado y marmol se encuentran rodeadas de sillas vacías y llego a contar, justo antes de retirarme para no romper el encanto, una o dos de ellas ocupadas por ancianas de pelo blanco que observan, con la cabeza medio inclinada y una mirada de nostalgia, a todas aquellas parejas que están bailando en un extremo al ritmo de un órgano que toca una melodía de tiempos que dejaron de ser.

Buenos Aires puede ser desconcertante, un día estas en un San Telmo abandonado, viendo las sombras de las casas que el sol clava en los adoquines como queriendo inmortalizárlas al mismo tiempo que oyes como un tanguero toca el bandoneon y al día siguiente no puedes caminar por esas mismas calles, estando estas abarrotadas de puestos de venta de antiguedades, artistas callejeros y turistas. Y entonces te preguntas: "que día fue el equivocado?".

Buenos Aires tiene la nostalgia que tan famosos hizo a sus tangos, en ella se mezclan pasado y futuro como si de uno solo se tratase, confundiendo al viajero que cree haber descubierto una de sus caras. En ella la tradición se une a la innovación, eso se ve en todos sus productos de diseño, en su música y su literatura y por supuesto... en su arquitectura, que a pesar de haberse desarrollado en un pais muy joven ha sabido marcar su propio camino.

Y podría seguir escribiendo sobre esta ciudad fantástica y a la vez cruel, porque eso si, para disfrutarla hay que disponer de unos buenos ingresos, sino, de la misma manera en que te encandila con sus brillos te escupe en algún vertedero del que ya no te deja salir... Pero lo dejaré aqui, para que la completeis con vuestra imaginación y para, quizás, seguir más tarde.

martes, octubre 05, 2004

Vuelta de hoja



Hemos vuelto, hemos pasado de cielo azul infinito al encapotado y gris, hemos cambiado el paisaje verde y colorido de la primavera por los innumerables marrones del otoño, hemos dejado atras el calor del sol y nos hemos vuelto a proteger con nuestro paraguas de la incansable lluvia... hemos vuelto.

Tan solo a quince horas de mi se han quedado la Pampa y las costas uruguayas, la esquizofrenia de Buenos Aires y la paz de San Nicolas, el olor a jazmin del Uruguay y el sabor a empanada y dulce de leche de la Argentina. Quince horas de viaje que separan mundos tan diferentes que casi parecen quince años. Resulta increible que en un mundo donde el tiempo, y no los kilómetros, marca la distancia quince horas puedan significar tanto.

Y a quince horas de aquí, en esa otra bola del tiempo he visto otros tantos mundos dentro de lo que parecía uno, mundos que casi no tienen nada que ver entre si y a la vez se interseccionan entre ellos pareciendo descubrir a los ojos del visitante el secreto de su unidad, de su conexión, y cuando uno cree comprenderlo se encuentra de repente con algo que lo pone todo de cabeza. No sabría como explicarlo de otra manera y sin embargo soy consciente de estar escribiendo una maraña de impresiones que en vez de aclararos algo de lo que quiero decir sólo hacen que mezclar las imágenes e ideas que tengo en la cabeza.

Para no hacer tanto embrollo iré escribiendo mis impresiones una a una, aislando cada ciudad y cada imagen por un momento para tratar de hacerlo todo más comprensible. De momento me volveré a sumerjir en esta mañana fría y gris que no va a conseguir sacarme todos esos rayitos de sol que me salen de cabeza cada vez que la agito.

Hoy vuelvo la hoja de mi diario mental y escribo en la primera página de la sección "Otoño" mis recuerdos de "Primavera".