lunes, febrero 28, 2005

Tres amores


Xul Solar

Tengo tres amores que resumen todos los que he tenido y, quizás, todos los que llegue a tener. Dos de ellos no me han pertenecido nunca y seguramente me serán siempre ajenos. El tercero, que también puede ser el primero según como se lo mire, es el más cercano a mi y a la vez el que más lejos en el tiempo está, no importa si miro hacia delante o hacia atrás. Y en cada uno de ellos puedo encontrar entre sus plieges y callejones sin salida otros tantos amores que al final vuelven a ser los tres iniciales.

El primero es un amor que ya pasó, que sigue ahí presente como un fantasma que me rodea todos los días, es un amor nostálgico que se ha quedado congelado en sus fachadas, fachadas que quieren evocar un pasado que seguramente nunca exisistió pero que igualmente quiere subsistir en nuestra memoria. Algo así como el libro de poemas que Borges escribió a su vuelta en su ciudad natal: "Fervor de Buenos Aires" (1923). Poemas con los que quería dejar grabada la ciudad de sus recuerdos y que quizás sólo fuesen eso, un recuerdo desdibujado de tanto traerlo a la memoria. Esto mismo sucede con mi primer amor, pero sus recuerdos quedan grabados en ladrillos en lugar de en palabras y sus calles sólo dejan adivinar momentos pasados, escondidos en la penumbra de sus escaleras hundidas. Este primer amor, o el último según como se mire, es Amsterdam. Amsterdam representa para mí un paso de tiempo contenido, una escena de película atascada en una imagen que se niega, entre chirridos, a dar paso a la siguiente secuencia. Una imagen preciosa y persistente parada en el tiempo.

Mi segundo amor, el más apasionado de todos ellos, se debate entre la caida precipitada al vacío para después volver a emerger como en un torbellino de agua y el estallido de las burbujas de sus calles, entre sus librerías y sus cafés, sus tangos y sus folletos coloreados tirados por el suelo. Es un amor que te puede arrastrar hasta lo más alto y dejarte ver como funciona el mundo a tus pies para, un segundo más tarde, dejarte caer pesadamente por la rejilla más oscura. Este amor es un brillante opaco al que hay que sacarle brillo poco a poco, par no dañarlo, para que no te dañe. Su magia cautivadora sale de sus calles llenas de baches que hacen resaltar con más ahínco su arquitectura orgullosa, sus elevadas fachadas que miran al cielo desafiándolo; sale de sus habitantes, exaustos de tanto correr por sus aceras, de correr y no llegar, de llegar para volver a empezar. Este segundo amor, el más frenético de todos, es Buenos Aires. Buenos Aires me atrae como el canto de las sirenas a Ulises desde el primer día que la pisé: San Telmo, Palermo, La Recoleta... Buenos Aires es esto y mucho más, porque cada vez que pienso en sus calles veo también las de muchos otros pueblos y ciudades del interior, veo sus casas quemadas por el sol, su cuadrícula inagotable que Borges -una vez más Borges- tan bien describió en sus poemas. Buenos Aires representa para mí todo eso que puede llegar a ser o quedarse en el camino, es la apuesta personal a la que jugamos todos en esta vida.

Mi último amor, o el primero de todos no lo sé, toma forma en el olor a jazmín del Uruguay, en sus colinas verdes y brillantes, en sus playas mansas y azules, en sus casas coloreadas del interior, en su capital, Montevideo, decaida y orgullosa, en sus gentes amables y vuelve a traer en mi el recuerdo de mi otro amor que se confunde con este, que acaban siendo uno mismo. Uruguay me trae recuerdos de mi patria, España, de mi tierra, Aragón. Trae de nuevo el recuerdo de unas mismas colinas, amarillas de espigas de trigo, por las que corría de pequeña formando dibujos que más tarde observaba riéndome en lo alto de algún montículo cercano, de unas playas con olor a crema de sol abarrotadas de turistas, de los pueblecitos blancos del sur, de la gente norteña ruda y cálida. Y vuelve a mi ese olor que lo impregna todo, que llena todo el aire a mi alrededor del perfume del jazmín como un amor platónico, lleno de paz. Un amor que se dibuja en una casita a orillas del mar, una casita con una biblioteca con olor a cuero y libros viejos, una biblioteca que da a un jardín llenos de flores y al fondo una tortuga descansa a la sombra de los árboles.

Estos son mis tres amores, amores que siempre me acompañan como si de uno sólo se tratase, amores en los que perderse para regresar un poco más tarde con la cabeza en los pies y el corazón en las manos.

miércoles, febrero 23, 2005

Nieva



Hoy en Amsterdam, como en el resto de casi toda Europa, está nevando! A lo mejor os preguntais "y no es normal que nieve en Holanda?" a fin de cuentas estos paises que se encuentran cerca del norte de Europa tienen fama de frios... Pero no, ya no es normal que nieve en Holanda. Los viejos cuentan que antes si lo era, cada invierno el pais se cubría de esa capa blanca y esponjosa, sin embargo las últimas décadas ya no sucede tan amenudo. Desde que yo estoy aquí, hará unos once años, nieva con un intervalo de cuatro o cinco años. Y con nevar me refiero a que las aceras queden cubiertas por varios días, a poder ser semanas, y no por unas horas como es el caso en el periodo intermedio.

Pero como estaba diciendo, hoy Amsterdam es blanca, no se cuanto durará porque los coches lo dejan todo hecho un asco, de momento está todo resplandeciente y no cesan de caer copos.

Como entre semana mi mundo se reduce a lo que veo por la ventana (la del tranvía, la de la oficina, la del ordenador, la de casa, la de la tv...) sólo puedo decir que mi experiencia se queda en verla caer y obserbar a la gente a mi alrededor. Hoy hemos amanecido todos envueltos en bufandas, gorros y anoraks con un buen relleno, la señora que reparte los periódicos en la estación estaba embutida en un mono de esquí rosa fosforito y un gorro de lana rojo que nos hacía reir a todos, sin pararnos a pensar que nosotros tampoco íbamos vestidos de pasarela.

No se porqué pero mirando Amsterdam desde la ventana del tranvía he tenido que pensar en la película islandesa "Noi Albinoi", una película en la que el color predominante es el blanco y un cielo lechoso lo cubre todo. La trama se desarrolla en un pueblecito medio aislado del mundo, donde nunca pasa nada. Yo seguía mirando por la ventana, viendo como un monton de lo que parecían hormiguitas coloreadas tomaban lugar en la ciudad: los escaparates de las tiendas se iluminaban, los bancos abrían sus puertas, otras se amontonaban junto al semáforo. Tan diferente de esa soledad que se respira en el pueblecito de la película, aislado del mundo por la nieve...Y, mientras me limpiaba la caca de perro que había pisado sin verla de lo blanca que estaba, me decía que no estaría mal que cayese un poco más, a ver si lo cubre todo y empezamos de nuevo este año con una capa brillante y limpia...

sábado, febrero 19, 2005

Portare


Porta Maggiore, Muro de Aureliano Roma. Construida por el emperador Claudio en el 52 a.C.

No todos los días se inagura una ciudad y cuando esto sucede, a pesar de todas las celebraciones, ya no conserva el significado que tuvieron en tiempos anteriores, cuando la ciudad formaba parte del cosmos en el que la humanidad habitaba y había que presentarla como tal a los dioses para que estos le dieran sus bendiciones. De estos rituales han sugido palabras que actualmente utilizamos diariamente sin ser conscientes del significado que llevaron consigo.

Uno de estos ejemplos surge con la "inaguración" de la ciudad de Roma y el resto de sus ciudades, esto conllevaba todo un ritual que se dividía en tres partes según la fórmula de Varro: el Conregio, el Conspicio y el Cortumio. Esta ceremonia recibía el nombre de Contemplatio.

Durante el Conregio el "adivino" dibujaba un diagrama en el suelo con su vara, llamada "litus", determinando las direcciones del viento de este a oeste, y el norte y sur de la ciudad.
En el Conspicio el adivino dirigía la mirada todo lo lejos que le dejasen ver sus ojos y determinaba los símbolos, como árboles, que limitarían la zona donde tendrían lugar los presagios.
Finalmente, durante el Cortumio, decía que símbolos estaba esperando para interpretar los presagios. Una vez que aparecían los animales que llevaban el mensaje el adivino los interpretaba según las reglas de la "ciencia".

Tras esto llegaban varios rituales más para acabar en la parte más importante de toda la ceremonia: el arrastre del "suculus primigenius" por el inagurador de la ciudad para demarcar sus límites. Esto no era otra cosa que un arado tirado por un buey blanco y una vaca, el buey al lado externo y la vaca al interno. Con él araba toda la superficie de la que iba a ser la ciudad. La hoja del arado estaba colocada de forma oblicua para que la tierra quedase en la parte interna, y por tanto del lado de la ciudad, si ésta caía fuera los seguidores la recogían y la tiraban dentro de los límites de la ciudad. Cuando llegaba a la altura donde se encontrarían las entradas de la ciudad (tres según el ritual etrusco) levantaba el arado y lo llevaba en volandas hasta donde continuara la muralla. Según los escritores del Mundo Antiguo es este transporte (portare) lo que da origen a la "porta", nuestra puerta actual.

Sería divertido ver este tipo de rituales durante el replanteamiento de un edificio, desgraciadamente en actualmente ya no disponemos de tiempo para estas cosas...

Aves de paso


Migratory birds, Pavel Miguel. Material: metal and plaster



Bienvenidos! decía el cartel.

Un grupo de unas cincuenta personas se apresuró a pasar por debajo de la puerta para cruzar la linea que los separaba de su destino. Ya esta! por fin! después de tantos meses de espera y dificultades lo habían conseguido: les habían dado permiso para entrar en el país. Eso no significaba todavía que pudiesen quedarse en él pero no importaba, de momento estaban allí, luego ya verían.

A muchos de ellos los esperaban sus parejas, sus maridos o mujeres, con grandes espectativas. Ya no pensaban en esos malos ratos, en los momentos de desesperación luchando con los papeles y la burocracia. Se miraban unos a otros con cara de alegría, recordando las historias que cada uno había contado.

Allí estaba Abdulai, de origen ganés, casado con una holandesa desde haciá seis años y con un hijo de dos. A él le habían devuelto a su país a pesar de estar casado con una autóctona y llevar ya varios años viviendo allí, primero tendría que quedarse en su país de origen mientras realizaba los trámites que le otorgarían el permiso para poder pedir el permiso de residencia (valga la redundancia), que no era lo mismo que el papeleo que llegaría después para legalizar su residencia, por supuesto! Estaba todo muy claro, solo había que utilizar la lógica para comprenderlo...

Huda, con Nabegué de la mano, miraba constantemente a su alrededor buscando a su marido. Este había llegado dos años antes como refugiado político para ver como estaba la cosa y, si todo iba bien, las traería consigo más tarde. Por fín había llegado ese momento, a él lo habían reconocido como asilado y ellas habían escapado con una maleta en la mano y una mochilita a los hombros de Nabegué, no traían más pertenencias que esas. Pero no importaba, ahora se iban a poder juntar. Bien es verdad que primero les tocaría estar en un campo de refugiados, entre dos y tres años, mientras se estudiaba su caso y que eso significaba que estarían todavía separados ya que a él le habían concedido una casa en un pueblecito muy pintoresco pero, de vez en cuando, las podría ir a visitar al campo. "No importa" seguía pensando "sólo es cuestión de esperar un poco más..."

Ghizlane ya entendía un poco de holandés...o al menos eso creía hasta que oyó hablar a los policías que los guiaban sin comprender nada. Su futuro marido le había enviado al pueblo un reproductor de CD's y CD´s con las lecciones de holandés que había tenido que estudiar minuciosamente para poderse presentar al examen. Esto último no había sido facil, como ella vivía en un pueblecito de la montaña lejos de la capital donde no había teléfono tuvo que caminar 20 km hasta el sitio más cercano y desde allí realizar la conferencia con Holanda para que le tomasen el examen através de ese aparato que no dejaba de crujir y hacer ruidos raros. Para poder pagar la llamada había estado ahorrando medio año y Monir le había enviado también una suma considerable de dinero para ayudarla en los trámites y el viaje. Pero eso tampoco importaba, había aprobado sin saber cómo y ahora podria ir a ese país tan deseado del que tanto le habían contado. Sabía que no había terminado con la burocracia, ahora tendría que iniciar también los trámites para poder establecerse allí pero de eso ya se preocuparía más tarde...

Hochi Ming se sentía perdida, no entendía nada, ya había estado muchas veces con su marido en Holanda de vacaciones pero esta vez era distinto, en el último viaje no la habían dejado entrar porque venían para quedarse y ella no tenía el pasaporte. Ahora parecía que lo tenía ya todo en regla para poder entrar y comenzar también los tramites. Su marido, Hans, tampoco entendía nada: llevaba 10 años estacionado en China por su trabajo, allí había conocido a Hochi Ming, una abogada que trabajaba para la firma que representaba a su empresa, se gustaron, tardaron en dar a conocer sus sentimientos pero después ya no hubo quien los separase...hasta que él tuvo que volver a Holanda. Una vez aquí le dijeron que no podía traer a su mujer así como así por muy holandés que fuera, primero tendría que demostrar que estaban casados y para eso había un trámite de seis meses, en ese tiempo ella no podría entrar a Holanda ni como turista. "Espero que no cambien de opinión en el último momento y tenga que volver a Hong Kong de nuevo" se le cruzaba una y otra vez por la cabeza "de todas maneras no me siento querida en este país..."

María acariciaba la cabecita de su hija Victoria, hoy hacía justo un mes que Miguel la había llamado diciéndole que ya estaban arreglados los papeles para que la familia pudiera unificarse. Le había llevado un año y medio conseguirlos desde que salió de manera ilegal del país para pedir el asilo político que afortunadamente se lo habían concedido de forma bastante rápida... un año habían tardado solamente! Miguel le había contado por teléfono que después de que lo dejaran salir del centro donde estaba en espera de la resolución lo único que le habían dado era un billete de tren para llegar a la estación central de Amsterdam y una tarjeta de teléfono de cinco euros. No tenía casa ni amigos a los que acudir, no sabía a donde ir ni a quién pedir ayuda. Con la tarjeta llamó a su abogada, ésta le dió la dirección de una organización que ayudaba a inmigrantes hispanohablantes "toma el bus 22 y bájate en el Harlemmermeerplein" le había dicho. Después de preguntar de dónde salía el bus 22 sin saber lo que era un "bus" había estado como cuatro horas esperándolo. En ese tiempo vió pasar muchas guaguas con el número 22 pero en ninguna decía "bus". Finalmente alguien le explicó "eso es el bus" y pudo llegar sin problemas a Casa Migrante donde lo ayudaron a encontrar alojamiento, trabajo y los papeles para poder reunir a su familia con él. Ahora sólo restaba aprender el idioma, que Miguel ya hablaba más o menos, y buscar un trabajo pero eso no iba a ser dificil les habían dicho, aquí dan un curso gratis de holandés a todos los recien llegados (legalmente) y un curso de integración donde te explican las costumbres locales como "qué llevar a un cumpleaños, como funciona el transporte público y esas cosas". Iba a ser dificil aprender un idioma tan raro en el que parecía que hablaban con una patata en la boca pero no importaba... por fin iban a reunirse con Migel!

Alguien en uniforme había llegado, sacó una lista y comenzó a decir nombres, las personas correspondientes se iban acercando a él, una puerta se abrió y ahí, amontonados, los estaban esperando unas caras relucientes y llenas de ilusión... sus familias!!



Los nombres son ficticios, las historias son reales, las han vivido amigos y conocidos o las he leido en reportajes y visto por la tv. Una de ellas, la del examen por teléfono, es la propuesta del gobierno actual para dificultar la entrada de inmigrantes al pais.

miércoles, febrero 16, 2005

Cambio de trabajo



Una capa brillante y gélida cubría esta mañana Amsterdam. El aliento se congelaba nada más salir de los pulmones y se sentía cristalizar hasta en el mismísimo corazón una vez puestos los pies fuera de casa. El tejado del Rijksmuseum tenía un brillo acerado a la luz del sol naciente y las gaviotas volaban sin descanso por miedo a que al posarse sobre las canaletas una patita se les pegase por el frío y más tarde se quedase allí, al querer salir volando.

Yo iba perdiendo trocitos del alma como si de cubitos de hielo se tratase, se me escapaban de las mangas del abrigo, de las botas cuando las sacudía un poquito y hasta del sombrero. En el tranvía se estaba formando una montañita junto a mis pies haciendo que los pasajeros que subían se resbalasen y cayesen en el charco que se extendía por el suelo. Mirando por la ventana me he dado cuenta de que yo no era la única que perdía el alma de esta manera: un viejecito envuelto en varios abrigos y bufandas empujaba un carrito lleno de trocitos de hielo, de vez en cuando se paraba al lado de los madrugadores que esperanban el transporte público, sacaba un pala de plástico rojo del bolsillo y seguía llenando su carrito con los pedacitos helados perdidos por los futuros pasajeros. Estos se lo quedaban mirando sorprendidos, primero a él luego a la montañita de hielo, alejándose de ella como si fuese algo sucio sin comprender que era su alma lo que estaban perdiendo.

Fijándome un poco más me he dado cuenta de que el hielo desprendido cambiaba de color sergún la persona que lo perdía. Así el mío irradiaba un color azul metálico desde el interior de cada trocito, difuminado por la capa que lo envolvía; la de la señora que se sentaba junto a mi tenía un color marrón oxidado y la del conductor era tan roja que parecía arder mientras tocaba el clacson y le gritaba al ciclista que se había cruzado en su camino sin mirar.

El anciano seguía allí, recogiendo los pedacitos sueltos. No lo he podido evitar y me he bajado del tranvía para hablar con él.
- Para qué colecciona los trocitos de hielo, opa?
Unos ojos de un azul profundo se ha vuelto hacia mi y me han sonreido amablemente, después se ha vuelto a agachar para seguir con su recolección, esta vez han sido los míos los que han ido a parar a su carrito.
- Cuando salga el sol -me ha dicho con una voz aterciopelada- todo el mundo va a querer recuperar su alma, pero ésta se habrá derretido y habrá sido pisoteada y ensuciada. Yo busco los trocitos que la gente deja caer, los selecciono y los junto de nuevo antes de meterlos en el congelador. Así, al llegar la primavera podreis disfrutar otra vez de sus colores y olores en lugar de estar rodeados de ese mundo gris y feo en el que os moveis ahora.

Después de pensármelo un rato me he puesto los guantes y he comenzado a juntar pedacitos y echarlos al carro.

Desde hoy he cambiado de trabajo: me voy a hacer asistente del recolector de almas caidas, a ver si por lo menos consigo recuperar la mía...

lunes, febrero 14, 2005

La globalización



Ultimamente no dejo de oir el término globalización por todas parte, así que no me ha quedado más remedio que pararme a pensar sobre ello. A que nos referimos cuándo hablamos de globalización? sabemos qué estamos diciendo?. Realmente es esto un fenómeno nuevo, la llamada globalización? Porqué atribuir algunos efectos del momento a este término? realmente se producen por su causa o es alreves, que todos esos efectos los aclaramos diciendo "es cosa de la globalización"?.

Cuándo o cómo surgió esta palabra para explicar todo lo que pasa actualmente se me ha escapado, de repente estaba allí y todos hablábamos como si hubiésemos nacido con ella en la boca. Lo curioso es que es un término usado sobre todo en el mundo financiero y comercial del que parece haberse escapado para ser aplicada a diestro y siniestro, algo así como se usó el término "sustentable" allá por los años ´70 hasta que ya nadie supo que significaba realmente.

Como explicaba Juan Rosell Lastortras, presidente de Fodere (Federación Europea de Empresarios) y del Fomento del Trabajo de Barcelona, No es la primera vez que el mundo afronta la globalización. Se dieron ya intentos de este tipo en tiempos del imperio romano, del británico y del español (...) y sin embargo parece que nos lo hayamos inventado nosotros las últimas décadas. Tengo que reconocer que la "globalización" actual es de otro caracter que aquella que se dió en otros momentos y que una gran responsable de ello es la media. Así nos deja ver Fernando Meza en uno de sus post en Periodismo Global cómo incluso el mundo de los blogs a llegado a formar parte de esa "globalización" y su ampliación.

Gracias a los medios de información sabemos lo que está sucediendo en Sri Lanka después del Tsumani, o que en Madrid se ha incendiado uno de los ocho rascacielos más altos de toda la ciudad, sabemos también como se componía su estructura al igual que nos informamos sobre la estructura de las torres gemelas y porqué estas no causaron más daños de lo que hicieron, sabemos como han transcurrido las elecciones en Irak y en los E.E.U.U., sabemos... ESO es globalización.

Los mercados capitales se abren, o se quieren abrir, a nivel global. El Banco de Pagos Internacional ha estimado que las transacciones mundiales de dinero (en los distintos mercados de divisas) asciende a alrededor de 1,9 billones de dólares (cuatro veces el PIB español). Estos flujos de capitales han enriquecido y arruinado a muchos países, ya que la solvencia de sus divisas está en función de la entrada y salida de capitales. Y eso explica, en parte, crisis financieras como las de México, Rusia, o el sudeste asíático. Como explica Carlos Sanchez en un especial de El Mundo (que le recomiendo a todo el mundo). Y ESO también es globalización.

La globalización implica a su vez un movimiento de trabajo a nivel mundial en el las diferentes empresas no sólo tienen sedes en otros paises sino que ademas interactuan entre ellas. Los expats son cada vez más comunes así como los periódicos, organizaciones e instancias creadas entorno a ellos. A la vez Manuel Castells, sociólogo español, admite que La mayor parte de la gente en el mundo no trabaja en empresas globales, ni siquiera en empresas que están relacionadas con procesos globales. Se calcula (..) que entre el ochenta y el noventa por ciento de la mano de obra mundial trabaja en mercados de trabajo locales, locales entendiendo regionales, ni siquiera en nacionales. Obviamente incluyendo en esto toda la inmensa mano de obra rural en Asia, o Africa, o América Latina. Asia, todavía hoy, es más rural que industrial. Pero incluso en las economías urbanas la mayor parte de gente trabaja en mercados de trabajo locales. Así es en el mundo y también en España. La llamada globalización crea a su vez otros movimientos contrarios a ella, movimientos locales en busca de su propia identidad que se cierran a influencias externas e incluso niegan que otros tengan también derecho a su propia identidad dentro de sus fronteras.

Gracias a una investigación que estamos realizando sobre la inmigración española en Holanda hemos descubierto que en los años ´60 los inmigrantes que llegaban aquí para trabajar (tanto turcos e italianos como españoles) los llamados "gastarbeiders" no aprendieron el idioma porque no se les exigía, alreves, mejor si no lo hacían porque la intención era que con el tiempo volvieran a su país. Contrariamente resultó que estos se establecieron en Holanda y es una generación que todavía se sigue comunicando en su propio idioma... "gran error" dicen ahora. Sin embargo gran parte de los inmigrantes europeos actuales tampoco lo hacen "no importa" dicen "con el inglés es suficiente...es la globalización" y con ello se supone que hoy están aquí y mañana estarán en otro sitio, así que para qué aprenderlo, lo que supone que muchos de ellos se encuentran en una burbuja y no lleguan a saber nunca cómo funciona realmente la sociedad holandesa.

La globalizacion... sinceramente sigo sin saber de qué hablamos cuando la nombramos tan facilmente, como si fuese el pan de cada día.

viernes, febrero 11, 2005

Cuestion de idiomas



Ultimamente me quedo sorprendidísima leyendo algunos blogs en los que sus dueños escriben tranquilamente en un idioma que no es el suyo, el nativo. Ahí tenemos a guiri escribiendo en castellano y catalán; a Rhutita practicando tranquilamente el castellano en su blog; a B_art que aunque no es que tenga una historia blogera muy larga, y lo haga en holandés, escribe comentarios es español... y así debe de haber muchísimos más!

Y dónde han aprendido todos ellos estos idiomas? "pues en España!" me contestaba Bart cuando le preguntaba donde lo había hecho... como si fuese lo más normal del mundo, otros en su propio país y siempre gracias a algunas vacaciones y amigos que han hecho en algun sitiode habla hispana, como Rhutita.

Mientras pensaba en todo esto se me vino a la cabeza una situación en la que me estuve maravillando igualmente del dominio del español de los personajes que me acompañaban. Y aunque no eran salidos de algún blog, bien los podía haber sacado de un libro de cuentos...

Hace ya muchos años un conocido, del que se podría escribir un libro, después de muchas aventuras (y haberlo dado por desaparecido) acabó instalándose en Bruselas. Fué a parar a la casa de unos "condes" belgas que alquilaban la planta baja de la casona en la que vivían en el centro de Bruselas. Como la nobleza ya no es lo que era, necesitaban dinero así que habían adaptado esa parte de la casa como apartamento independiente del resto y lo alquilaban, eso si, através de una empresa que te exigía una serie de requisitos y una suma astronómica de dinero. La condesa en cuestión era diseñadora y había sacado una colección de zapatos, bolsos y vestidos de papel (si, si, como lo oís...), el conde llevaba su propia empresa.

El caso es que nos llamó un día invitándonos a varios amigos a ir a visitarlo aprovechando una fiesta que se daba en la embajada rusa de la capital europea. Con esto de que vivía prácticamente con los condes se había hecho un círculo de amigos entre la nobleza belga y europea. Nos había invitado a todos aquellos a los que les debía varios "fabores", sobre los que no entraré en detalles, y para compensar nos invitaba a un fin de semana con todos los gastos pagados y un baile que realmente merecía la pena ver... el de la presentación de las dieciochoañeras rusas a la sociedad en la embajada de dicho país!.

A mi se me disparó enseguida la imaginación! por supuesto! Me acordé de todas la películas de clase B y A que había visto sobre este tipo de cuestiones, de los libros de Ken Follet que había leido sobre el tema... me moría de curiosidad por ver como era en vivo y en directo.

Partimos un viernes desde Amsterdam hasta Bruselas en tren, primera clase, todos bien arregladitos con nuestras maletas llenas de trajes de noche, zapatitos de tacon alto y los peinados bien puestos. Al llegar a Bruselas nos estaba esperando P. todo arreglado, con una limusina en la que cabíamos tranquilamente 16 personas. De allí nos llevó a nuestro hotel para que nos arreglásemos y más tarde nos pasó a buscar, con la limusina de nuevo, para ir a cenar antes de pasarnos por la embajada rusa. La cena transcurrió en un restaurante diseñado por uno de sus conocidos, allí nos encontramos con más condes, duques y hasta una princesa rusa!

Los personajes parecían sacados de una película: a mi lado se sentaba un conde francés, parisino hasta la médula, hablando en un español intachable... sólo tenía un ligero acento andaluz que había adquirido al seguir sus clases de castellano en Málaga; enfrente mío se sentaba la princesa rusa que hablaba igualmente un español envidiable, ella lo había aprendido en Perú, país en el que vivió 20 años después de salir huyendo de la Unión Soviética (más tarde me contaría su historia tras habernos bebido unas cuantas copas de champán en la embajada). La condesa belga que alojaba a P. también lo hablaba perfectamente y en su marido, un americano que había heredado el título através de su mejor, se oía un acento yanki inconfundible pero era igualmente sorprendente lo bien que manejaba el español... el lo había aprendido en México... "por cuestiones de trabajo" me confesó más tarde.

Todos hablaban varios idiomas, habían viajado por todo el mundo, tenían conocidos en todos los gobiernos... vamos, la clase alta clásica de los libros de Aghata Christie. Tengo que reconocer que se comportaban tal y como se espera de ellos. La fiesta en la embajada fue igualmente como uno podía esperar después de ver todas esas películas clase B: llena de champagne, caviar ruso, canapés de toda clase, gente en smoking y trajes de noches y la presentación de las dieciochoañeras que, haciendo cola, eran llevadas por sus padres al centro de la sala y eran presentadas al embajador (supongo que haría el papel de un "rey" que ya hacía mucho había desaparecido).

En un momento dado el conde francés me sacá a bailar con el y, justo en ese momento, se pusieron a tocar esa música rusa tán conocida por todos nosotros en la que los hombres se agachan y, en cuclillas, estiran alternativamente una pierna manteniendo el equilibrio de una forma asombrosa. El conde se puso a bailar como quién no quiere la cosa de esa forma y enseguida se formó un círculo a nuestro alrededor de gente aplaudiendo al ritmo de la música.

"Dónde has aprendido a bailar así?" le pregunté cuando acabó la música.
Él se me quedó mirando con una cara de asombro increible.
"En Rusia?" seguí preguntando al ver su cara y pensaba "claro, que pregunta más tonta, aprenden español en España y a bailar así en Rusia...".
"No hombre, no, en Málaga! cuando estaba estudiando español!" me contestó como si fuera lo más normal del mundo.

Seguramente aprenderán a bailar sevillanas en Japón, donde por lo visto este baile tiene un éxito impresionante...


martes, febrero 08, 2005

Mirando en el baul de los recuerdos



El sol pega en la calle y una nube de polvo se acerca desde la plaza de la iglesia, barriendo todas las briznas de paja que las ovejas trajeron a la mañana consigo al salir a pastar entre el bullicio de los perros y el "kina, kina!" de Luis. Pero de eso hace ya muchas horas.

Los perros de caza descansan al fresco de los patios y la única señal de disgusto que dan ante un forastero es cuando levantan una oreja, dejan ver un ángulo de sus dientes y emiten el sonido anunciador de un inminente ladrido que no llegará nunca...hace demasiado calor para realizar esfuerzos.

El pueblo parece dormido, amodorrado, sus habitantes se esconden tras las cortinas huyendo de esa luz cegadora que todo lo quema. Sólo se oye un sonido ahogado detras de una puerta, la de la primera casa de la calle, una casa medio derruida a la que nadie se atreve a entrar por miedo de que se le desmorone encima. Otro ruido, una nuvecita de tierra se escapa entre sus ranuras. Más ruidos, esta vez de piedras removidas, seguidos de una exclamación triunfal.

Son las cinco de la tarde, hora de la merienda, y el sol pega más que nunca. Un grupito de niños sale de un portal, en las manos llevan una revanada de pan con mantequilla y azucar tan grande que tienen que hacer esfuerzos para que no se les caiga. Se sientan en el humbral de la puerta con el cuerpecito a la sombra y las piernecitas llenas de mercromina calentándose al sol, dispuestos a incarle el diente a esa masa dulzona que llevan mirando todo el camino, desde la cocina, bajando la escalera peldaño por peldaño, con cuidadito de no tropezarse, hasta llegar casi a la calle. Todos tienen su sitito, conquistado las últimas semanas tras muchos empujones y codazos.

Pero no llegan a darle el primer mordisco a esa rebanada tan sabrosa, algo les llama la atención. Se quedan mirando fijamente la casa de enfrente, la abandonada, la de los fantasmas. De repente se abre la puerta de golpe y de ella sale una figura cubierta de polvo y tierra agitando algo por encima de su cabeza. Una forma negra, aplastada, como si de cartón fuera se dibuja en el aire esparciendo un tufo inconfundible: un gato muerto!!. Se oyen gritos, ladridos y el bullicio de piececitos corriendo, tropenzándose confundidos.

Poco después la figura mugrienta toma sitio en el portal vacío con una sonrisa llena de dientes blancos que contrastan con su cara sucia y marrón. "Hoy ha sido un buen día" piensa juntando sus trofeos: un gato muerto y cuatro enormes rebanadas de pan con mantequilla y azucar.

lunes, febrero 07, 2005

Casos Reales



Nooooo, no puedo ser tan pava! para una vez que me cruzo con la reina de Holanda (y seguramente la última) y todo lo que se me ocurre es quedármela mirando con cara de besugo para después girar la cabeza y diendo "huuyyyssschhh" taparme los ojos como si hubiese visto algo terriblemente feo.
"Hay cada loca..." se habrá quedado pensando la buena mujer, si se quedó pensando en algo después de verme a su lado con mi sombrerito rojo...

Tras varios meses de intentos fallidos habíamos logrado quedar con Menno para ir a ver la exposición sobre Marruecos que se da en el Nieuwe Kerk. Cuatro horas estuvimos paseando entre joyas, ropajes, instrumentos marítimos bebiendo té y comiendo galletitas dulces. Cuando ya llegaba la exposición a su fin (la recorrimos alreves, para variar) me fijé en unos guradias de seguridad que iban vigilando a la gente con más aínco que los que había visto hasta entonces "habrá alguna pieza de valor por aquí" pensé toda inocente. No pude seguir dándole vueltas a la idea porque en ese momento vi a Menno que nos indicaba un interesante panel sobre la vivienda romana y cómo ésta había influenciado la distribución de la vivienda actual marroquí.

Cuando llegaba a la parte del "plumbium" oí decir a Juan entre risas: "mirá, tenés a Beatriz a tu lado!". "Siiiiii, por supuesto!" dije hechando un vistazo a mi derecha donde a unos 50 cm se encontraba una señora con el mismo peinado de hongo que la reina. "Y a quién se le puede ocurrir meterse semejante peinado??" pensé a continuación, justo en ese momento, como si me hubiese oído pensar, se volvio y se me quedó mirando con una cara de pocos amigos impresionante.

"Huuuyyysschhhh" se me escapó de los labios mientras giraba la cabeza y me tapaba los ojos.

miércoles, febrero 02, 2005

Sombras robadas


Foto: Tete Alvarez

Ya está, me cansé! Hoy está lloviendo de nuevo, una lluvia fina y densa llena la calle. No hay sombras: el velo gris que cubre la ciudad las ha raptado. Los coches y las personas se mueven como fantasmas sin ellas y yo ya hace un tiempo que me siento como una zombie aquí en la oficina, sin mi sombra.

De vez en cuando algunas logran escaparse de las garras húmedas de las nubes y aparecen por un instante pegadas a los piés de algún transeunte despistado que no llega a percatarse de su vuelta. A dónde irán las sombras cuando no las llebamos con nosotros, las que por alguna casualidad consiguen escapar de esa mirada que a todo le quita la luminosidad? Se irán a recorrer otras calles bañadas por el sol o se quedarán en casa esperando a que volvamos, junto a la bombillita de 25kw?. Da lo mismo, de todas maneras no tardan mucho en volver al vil mundo gris que ya hace unos días las tiene en su poder.

No importa cuánto gritemos desde aquí abajo que queremos que nos las devuelva, que lo amenacemos con cohetes y fuegos artificiales que desgarren a girones sus bolas de algodón. No importa cuánto supliquemos por ellas, no quiere hacer ningún trato, ningún intercambio de días lluviosos en verano por unos cuantos de sol en el invierno. El muy traidor sabe que en verano nos haremos los desentendidos y le reclamaremos una vez más nuestras sombras clavadas en la acera.

Pero hoy me he cansado, en cuanto llegue a casa voy a planear unas buenas vacaciones al sol, me voy a ir junto con mi sombra a recorrer playas y montañas, ríos y mares. La voy a llevar bien pegadita a la punta de mis zapatos con superglue y sólo me la quitaré por las noches, cuando me vaya a dormir.

Esta tarde voy a pensar un plan de huída para sacarla de su carcel gris y fugarme con ella.

martes, febrero 01, 2005

Música Maestro!



Hace unos días Juan me regaló una pequeña radio para que escuchase música en los trayectos de casa al trabajo y viceversa. Hacía ya mucho que no escuchaba nada mientras iba de "paseo" y la idea me encantó, al poco tiempo ya no podía salir de casa sin la radio. Mi único problema era que la cadena de rock clásico (que le voy a hacer, he salido un poco roquerita) se interrumpía constantemente para dar paso a una cadena pirata india que me chafaba las mejores canciones. Daba igual que le diese cien veces al "busca" para recuperar la cadena inicial, una música estridente (en mis oídos) venía a ocupar su lugar.

Desesperada buscaba la mejor forma para recibir de nuevo esas ondas que me devolviesen mi música, pero nada, daba igual que colocase la radio pegada a la ventana del tranvía, a la altura de los pies o por encima de mi cabeza mientras iba paseando a la oficina, con las consiguientes miradas asombradas de mis compañeros de trayecto, no había forma de escuchar dos canciones seguidas sin que cambiase el "menu". Harta ya de no encontrar ninguna solución me fijé en un anuncio de MP3 que vi por la calle y pocos días después lo tenía ya en casa.

Ahora no podría ir a ningún sitio sin él, la música me acompaña a todos los lados, incluso he llegado a preguntarme "cómo pude estar tanto tiempo sin ella?", casi estoy esperando que se haga de día para volver a colgarme los auriculares y ver la ciudad através de la ventana del tranvía envuelta en una nube de sonidos mientras grito dándole al botón de encendido "Música Maestro!!"