miércoles, noviembre 28, 2007

Detras de la ventana

Tiempo de despertar. Foto: Paula Grenside



El tranvía y el metro forman parte de mi rutina diaria, dos medios de transporte que te hacen mirar a tu alrededor de formas muy distintas: el tranvía es una ventana a la ciudad, el metro a tus compañeros de viaje.

Es gracioso ver cómo las paradas del tranvía se parecen a la ampliación de un detalle de la ciudad, cómo definen y enfocan tu mirada. "Mi tranvía" sólo tiene cuatro paradas antes de llegar a su destino final: la boca del metro, pero cada una de ellas me muestra un pedacito de ciudad en el que no habría reparado de no ser porque él me "obliga" a escrutarlo durante dos o tres minutos cada día, esos minutos de trajín para otros, de subir y bajar apresurados.

Ahora que ha llegado el otoño y las luces se encienden por la mañana detrás de las cortinas y escaparates iluminando la calle, nos muestran las fachadas parte de sus secretos. Es así como cada mañana veo, en la segunda parada, una figura recortada contra la máquina tragaperras y la barra del bar, sentada junto a la mesita que da a la ventana, tomándose un café mientras el camarero hecha unas monedas haciendo que cascadas de color se desprendan a su espalda. Cada mañana, a la misma hora, está ahí, cada mañana el camarero y ella. Y cada mañana a la misma hora hay alguien tras la ventanilla del tranvía mirando en su dirección... qué más se verá desde ese lado de la ventana?...

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lunes, noviembre 26, 2007

De la cocina a la ciudad...by SUJU



Nunca habíamos pensado en la importancia que podía tener la distribución de la cocina a la hora de hacer unos espárragos con salsa blanca hasta que descubrimos un estudio de los años ´50 dónde se veía un ama de casa que tenía todos los ingredientes y utensilios dispersos por la cocina (imagen superior), lo que le hacía perder mucho tiempo. De tal manera que ya eran las seis y diez y aún no estaba lista, lo que supone un problema si pensamos que el holandés medio a las seis de la tarde ya está cenando. Sin embargo, el ama de casa de la imagen inferior, al terner todo dispuesto de una manera mucho más eficiente ya está casi lista a las seis menos cuarto... y sin prisas, toda una proeza.

Por supuesto esto no fue ni casual ni un invento holandés, la cocina como laboratorio fue pensada y diseñada por primera vez en 1926 por la la austríaca Margarethe Schütte-Lihotzky para un complejo de viviendas que se realizaría en Frankfurt. En ellas la cocina ya no formaba parte de la vida familiar en la que representaba el punto de encuentro, la cocina era el lugar de trabajo del ama de casa y tenía que ser eficiente. En Holanda se desarrollaron modelos alternativos que se acomodaban mejor a la forma de vida neerlandesa.

Poco después se vería como los electrodomésticos daban su entrada en los hogares, los anuncios americanos dejaban ver unas viviendas modernas -el modelo de vida norteamericano- que en Europa se propagó como la pólvora gracias al plan Marshal.



La implantación del Plan Marshall en los países europeos trajo consigo la más intensa propaganda internacional jamás vista en tiempos de paz. El programa de reconstrucción no se limitó a actuar sobre el campo económico, sino que también se aseguró de proyectar los patrones culturales de Estados Unidos sobre Europa.
Así, por ejemplo, los documentales sobre la vida en Estados Unidos mostraban a obreros llegando en coches a las fábricas para trabajar o las casas de un norteamericano medio con electrodomésticos, coche a la puerta, etcétera. En todos los medios de comunicación propagandística se proponía a Estados Unidos como modelo de civilización y opulencia: se creaba una visión americanizada del futuro y se quería persuadir a los europeos de entrar en el esquema consumista.





En Holanda se podía comprar la versión internacional de la revista Life por 80 céntimos. La revista contenía todos los ingredientes que hacían americana a Norte América y todo lo que aquí se consideraba “tipicamente americano” era allí tan nuevo como lo era en Europa.
Las revistas, la tv, la radio... todo estaba lleno de progreso, la ciencia prolongaba sus froteras, la técnica le ganaba terreno a la naturaleza y realizaba continuamente descubrimientos que facilitaban la vida diaria. Live invitaba a participar de lleno en esta aventura social, y eso era seguramente lo que la hacía tan atractiva.

Los anuncios holandeses muestran también ese consumo de productos para la mejora de la calidad de vida, sin embargo en ellos se vé ya como difiere la mentalidad americana de la holandesa: si en los Estados Unidos se muestra una vida de lujo en la que el habitante prácticamente no tiene que mover un dedo, en el ambiente holandés ya se ven las reminiscencias del programa de tv tan popular “Eigen huis en tuin”, en el que se muestra cómo decorar y arreglar tu casa por tí mismo, evitando gastos innecesarios.





La diferencia con la comodidad que se buscaba en los años sesenta, que vemos en los anuncios de aquí arriba, es que en la actualidad esta comodidad se reduce al individuo. Una comodidad autista en la que prima la persona y su imagen. Esto lo vemos claramente en las publicidades actuales: crema de sol para ponerse moreno sin sol, cremas antiarrugas para hombres (la imagen de macho alérgico a las cremas y colonias, el macho latino, ha dado paso a la del hombre cuidado, el metrosexual).





Pero eso no es todo, estos “nuevos” productos necesitan de la imagen urbana, de la casa y, como no, remarcar la imagen individual, para darnos a entender que con ellos creamos nuestro propio entorno más allá de donde nos encontremos.



La vivienda no escapa a la regla y es la cápsula última, un mundo individualizado y perzonalizado a través del diseño, posible de manipular a gusto del usuario. Tu música preferida en tu burbuja personal. Un mundo autista y blando contra un exterior áspero cada vez mas inseguro e indeseado. Una burbuja conectada con otras burbujas que ya no forma parte de una ciudad real, sino de la ciudad genérica globalizada y virtualizada en mundos de ordenador.


La ciudad actual parece estar perdiendo muchas de sus características pasadas y parece navegar sin control alguno y con velocidad bajo las fluctuaciones del mercado, las migraciones de sus habitantes y el turismo. Alguien definió no hace mucho tiempo la ciudad actual como un espacio plano, habitado de una forma eficiente por personas y procesos. Una definición muy lejana a las de belleza del siglo XIX, o a las de orden y eficiencia del siglo XX.


Este texto es un extracto de algunas partes de la charla I+Amsterdam que dimos el 20 de Septiembre pasado.

I+Amsterdam
by SUJU (http://www.suju.eu/).

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jueves, noviembre 22, 2007

Una nueva etiqueta para la vivienda

"Aislamiento", Mónica guerrero.


Hace poco veía en un programa de televisión -uno de esos en los que te dejan ver cómo redistribuir, decorar y en definitiva, reconstruir tu casa- cómo el presentador daba el notición de que a partir del 1 de Enero de 2008 la vivienda en Holanda deverá disponer de una etiqueta en la que se indique la categoría de aislamiento térmico en la que se encuentra.

En fin, una de esas etiquetas como las que tienen ahora las lavadoras, neveras y todos los aparatos electrodomésticos que consumen energía. Lo que viene a decir que se reconoce que la vivienda también en una fuente de consumo de energía, no sólo la vivienda: oficinas, hospitales, clínicas, comercios, escuelas y restaurantes, entre otros, tendrán que presentar igualmente la misma etiqueta.

Esta nueva exigencia viene de la ley europea “Energy Performace of Buildings Directive” (EPDB). La idea no es que al exigirse una etiqueta de energía automáticamente se traduzca en un ahorro directo de energía, sino en una concienciación del uso de energía. De tal manera que el propietario de un edificio con una etiqueta G o D, por ejemplo, invierta en la aislación del mimo y consuma menos energía.

Cada país puede implementar la etiqueta energética a su propio gusto y necesidad. En el caso de Holanda viene a significar que el Bouwbesluit (Reglamentación de construcción) indica la categoría en la que se encuentra cada vivienda (de la A a la G) según los cálculos que indican el nivel de aislamiento térmicos. Así, por ejemplo, una vivienda con suelos de madera sin aislamiento, paredes sin aislamiento, tejado sin aislamiento, vidrios de una hoja, calefacción por medio de algunas estufas de gas y ventilación natural recibiría una etiqueta G. Sin embargo, una vivienda totalmente aislada (muros, tejados, suelos), vidrios de doble hoja (HR++), ventilación mecánica/natural y un sistema de calefacción de caldera recibiría una etiqueta B.

En la práctica esta etiqueta va a suponer un desembolso de dinero de aquella persona que quiera vender su vivienda, ya que para obtener dicha etiqueta hay que contratar a un especialista en ello que determinará a que categoría pertenece tu casa. En consequencia, cuanto más aislamiento térmico tenga una vivienda más valor tendrá, ya que el consumo de energía será menor el gasto que ocasionalmente se pueda tener en aumentar el aislamiento será igualmente menor.

Así que nadie se sorprenda si estando de paseo por Holanda ven un cartel pegado a la ventana donde dice “TE KOOP” (en venta) con una etiqueta colgando de él.


lunes, noviembre 12, 2007

Con los brazos sobre la cabeza

Les bras sur la tete, 1977. Wilfredo Lam.


No suele suceder en muchas ocasiones, pero a veces una se levanta y se sorprende con los brazos cruzados sobre la cabeza, indicándote ya de entrada el comienzo de un día enrevesado. Hoy es uno de esos días y me temo que esta vez mis brazos están bastante enrededados. Uno tira para delante y otro para atrás, como en la canción infantil “... un pasito para lante y un pasito para trás...”, sin que parezcan tener intención de ponerse de acuerdo.

De camino para el trabajo los conductores del metro tampoco parecían haberse levantado con los brazos del derecho, un par de 53 han pasado de largo sin detenerse –por lo visto no les llegaban los brazos al freno- con las consiguientes acumulaciones de pasajeros, obligándote a viajar de pié. Lo que no resulta tan facil si vas con los brazos cruzados sobre la cabeza. Al llegar a la oficina y abrir los correos me he encontrado con alguno tan liado que ni tirando de la J lo he podido estirar... ya me lo advertían mis brazos esta mañana “no estamos de acuerdo y tampoco sabemos para donde vamos”. Sentimiento que parece verse igualmente reflejado del otro lado de la pantalla.

Voy a tener que salir a comprar un poco de crema suavizante y repartirla a mi alrededor, a ver si la cosa se suelta un poco y mañana nos levantamos con los brazos como se debe...

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miércoles, noviembre 07, 2007

la cara oculta de la imagen

Hong Kong 2007 . Foto: Yuit Yin Samuel


A veces recibimos una imagen inesperada, leemos un texto que no habríamos asociado a la imagen en un primer momento, haciéndote parar a pensar en la cara oculta de la poética.

Hace unos días recibía, entre otras, la foto arriba publicada de mi amiga Yuit Yin que había estado de viaje por Hong Kong. La imagen me cautivó, tiene algo etérico que te trasporta a lo que claramente se encuentra al otro lado del mundo.
Quizás sean los colores, el que esté un poco “quemada”o incluso el desenfoque de sus bordes lo que le da ese toque irreal. Quizás sea que se encontraba entre todas esas fotos –ya tan conocidas- de rascacielos masivos y amontonados, de los que casi es imposible fotografiar la base y el tejado a la vez. Quizás sea porque de repente se me llenó la pantalla de espacio y construcciones endebles. O, quizás, sea la imagen de esas dos personas “disfrutando tranquilamente” de una taza de té en medio de un paisaje de fantasía lleno de escaleras que llegan al agua esperando el amarre de una lancha, haciendo surgir la pregunta de cómo estará organizada la estructura barrial, qué sucedera detras, ¿habrá calles o estarán las casas espalda contra espalda?

En pocos segundos se me llenó la cabeza de imágenes surgidas de la lente del cineasta Wong Kar Wai y de la película “Still life” (“Sanxia haoren”) del director de cine Jia Zhang Ke... un placer para la vista (la película, claro). Siendo ésta última un placer contradictorio ya que en ella se muestra el desmantelamiento de parte de una gran ciudad que va a ser inundada por la creación del embalse más grande de China (y seguramente del mundo). Imágenes realmente bellas que a su vez dejan ver la cruda realidad que viven miles de personas, obligadas a dejar sus casas y buscar otro techo, situaciones precarias de trabajo en las obras donde nunca se ha debido oir hablar de “la seguridad en el trabajo”. Una realidad con la que se enfrentan diariamente millones de personas.

Pero “mi” foto parecía estar exenta de todos estos problemas... hasta que leí el post de Juan “Entre Madrid, México y Dubai”. Entonces me vinieron otras imágenes a la cabeza, esta vez me apareció la película “Shower” (El baño), de Zhang Yang, en mente: Utongs que eran destruidos para dar paso a la “modernidad”, el estres urbano frente al ritual ancestral del la tradición cultural.

¿Serían estas casitas restos de una ciudad deborada por las topadoras y andamios? ¿o son el resultado de esto último?.

Escena de la película "Still live".


A esta pregunta Yuit Yin no me ha sabido dar respuesta, como todo comentario me ha dicho “son más ricos que nosotros”... Respuesta un tanto espiritual que no me sorprende nada viniendo de ella pero que no ha satisfecho mi inquietud, sino que aún la ha hecho más fuerte: ¿hay grandes diferencias entre lo uno y lo otro?, ¿realmente vemos la ciudad (la que visitamos, la que vivimos, la que leemos) tal y como es o modificamos nuestra visión según nuestras necesidades y espectativas?.

Si a finales del siglo XIX y durante los comienzos del XX fueron los viajeros los que difundieron mediante el género literario el turismo de las masas e impulsaron en gran parte el estudio de “la historia de la arquitectura", adecuando el pasado al ámbito socioeconómico y cultural del momento, posiblemente sean ahora las diferentes fotografías y videos digitales distribuidos por internet los que nos den una nueva imagen, si bien un tanto distorsionada, del mundo actual y su pasado más o menos reciente. Imagen reforzada por la información relámpago y superficial que parece afectar a la mayor parte de los medios de comunicación de esta época.

Y es a través de estas imágenes que formamos nuestra idea de ciudad: vemos el Manhattan de Sex and the City y pensamos que todo Nueva York es así, vemos IR y pensamos que todo Chicago es como el "down town". Recorremos con la mirada la guía turística de Amsterdam y creemos que todo son canales y edificios del siglo XVII en adelante, abrimos una revista de arquitectura y pensamos que en Holanda es común, e incluso está permitido, construir las viviendas y edificios que allí vemos. Pensamos en China y según nuestro humor o lo que estemos leyendo vemos ante nuestros ojos esos laberintos de rascacielos o sus templos.

Sin embargo es curioso ver como se repiten los patrones a la hora de viajar y observar la ciudad. Ya en 1905 Edith Wharton escribía "durante siglos ha estado de moda tener sólo en cuenta una ciudad que prácticamente ha desaparecido y cerrar los ojos ante otra que está viva y es real" (Wharton, Edith, Italian Backtrounds, Londres 1905, 1928). Wharton se refería a la Roma antigua, visitada por turistas británicos ávidos de cultura e historia, ignorando e incluso despreciando la Roma de sus contemporaneos.

Con esto mismo nos encontramos actualmente cuando viajamos para ver las ciudades "como fueron" en otra época, ciudades "que hay que ver" -según los programas televisivos de viajes, series o películas- pasando por alto las ciudades tal cual son, tal y como se viven hoy en día... a excepción de aquellas obras tecnológicas y de arquitectura actual que también "hay que ver para estar a la orden del día", por supuesto, o los lugares de ocio con sus típicas zonas de salida: las tapas españolas, el café italiano, los croasanes franceses... estereotipos de ciudad y formas de vida que tenemos adheridos a nuestro pensamiento.

¿Qué hay detrás de una imagen, de su poética, más allá de lo que nos quiera mostrar su autor (o no)?, ¿qué vemos cuando miramos a nuestro alrededor?, ¿qué queremos o esperamos ver?.

Preguntas que me hacen ver esa foto de formas diferentes, pero sin hacerle perder su encanto inicial...
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