domingo, mayo 21, 2006

Conversaciones al sol


Interioridad. Foto: Susana Aparicio


Zibaré Zaukmane, 15 años, Po (sur de Burkina Faso).
A Zibaré lo conocimos en el mercado de Po, un chiquillo desgarbado sonriente y, sobre todo, muy curioso. Zibaré nos acompañó en nuestro recorrido por el mercadillo, nos llevó las cazuelitas que compramos, nos explicó los usos y poderes de unas especias expuestas sobre una manta a modo de farmacia y, cuando finalmente nos sentamos exhaustos en un restaurante de carretera a comer algo convidando a nuestro guía se animó a hacernos preguntas.

- Me han dicho que en Europa no tenéis el sol de África...
- Eso es verdad, y menos aún en Holanda, donde estamos viviendo, allí el sol no calienta más que una bombilla.
- También me han dicho que es por eso que sois tan blancos y no tenéis la piel oscura como los africanos...
- Y si, es muy probable eso.
-¿Y es verdad que cambiais de color?
No puedo evitar una sonrisa, me saco el anillo y le dejo ver una marca blanca alrededor del dedo... Zibaré lo mira con aire asombrado mientras pasa su dedito sobre el mio...


Bibata, alrededor de los 40 años, Ouagadougou.
Bibata es la cocinera de Viki y Gama, nuestros amigos residentes en Burkina Faso. Una mujer preciosa, realmente inteligente y una fuente de conocimento local para nuestros amigos además de una cocinera excepcional.

- ¿Y vosotros tenéis también cocinera en Amsterdam?
- No... es imposible pagar a una cocinera en Asmterdam!
- Pero entonces... ¿después de trabajar tenéis que hacer las compras, cocinar y limpiar la casa? -ella cocina, limpia y hace las compras para nuestros amigos.
- Si... así es...
- Es muy dura la vida en Europa...
Me la quedo mirando mientras pienso en las mujeres que he visto cargando leña, vendiendo unos cuantos mangos bajo el sol abrasador de Africa, trabajando la tierra... pienso en ellas y en lo relativa que es la idea de "vida dura" que tenemos cada uno de nosotros


Jussef, 21 años, Ouagadougou.
Jussef es el hijo de Bibata, un chico despierto y de preguntas inteligentes. La última tarde, antes de tomar el avión de vuelta a casa, se pasó a visitarnos y regalarnos unas camisetas propagandísticas del presidente Capaore que Juan le había pedido a Biba. Esa tarde estuvimos viendo junto con él un libro de fotografía que le habíamos regalado a Virginia y Gama "Amsterdam desde el aire" mientras le explicábamos como era la ciudad.

-¿Y que altura tienen estos edificios?
- La media en Amsterdam es de unos cinco o seis, no es una ciudad de "grandes alturas", el terreno no lo permite mucho.
- Pero este es muy alto! -dice señalando la torre Rembrand.
- Unos 130m...
- Aquí no tenemos edificios tan altos.... como mucho son de tres o cuatro pero la mayoría tiene sólo uno o dos.
- Pero aquí se construye todo de forma artesanal, es dificil hacer edificios tan altos con ladrillos hechos a mano.
- Si, es verdad, aquí todo se construye a mano...
- ¿Y cual es la esperanza de vida?
La pregunta me toma por sorpresa.
- 80 años para las mujeres y 78 para los hombres...
- Aquí es de menos de cincuenta -me dice mirándome a los ojos.
- Ya se.... -le respondo con un nudo en la garganta.
Jussef me está diciendo que, según las estadísticas, él ya ha vivido casi la mitad de su vida mientras que yo, a mis 32 años, apenas poco más de un tercio.


Todas estas conversaciones y muchas más que tuvimos con nuestros guías, amigos y compañeros de trabajo de Viki y Gama me desarmaron. Esa mezcla de inocencia y consciencia de su situación y entorno me hicieron ver una realidad que no se encuentra en las estadísticas ni en los documentales, que no se leen en las revistas y libros especializados en Africa. Una realidad que para comprenderla hay que vivirla, sin intentar compararla con la nuestra, sabiendo que nunca vamos a entrar de lleno en ella. Una realidad de la que apenas vi un destello pero que fué lo suficiéntemente impresionante como para dejarme ver Africa con otros ojos.

3 comentarios:

Fabrizio dijo...

Me encantaron las tres anecdotas, reflejan la forma de vivir de un pueblo, sus costumbres y modo de pensar. Alguna vez leí que los ingleses trataron de hacer un programa de control de natalidad en la india, para ello usaron un cartel con una pareja con cara feliz y dos hijos y otra pareja con cara de fastidio y muchos hijos. Los habitantes de la región decían de la pareja feliz ¡Pobres, ellos sólo tienen dos hijos! Así son los pueblos piensan de manera diferente.

Sergi Bellver dijo...

Hay algo que habéis conseguido reflejar (o en lo que yo al menos me he fijado) mejor aún que la vida de esas personas o el aroma de esa tierra: que sóis viajeros, y no turistas, abiertos a regresar a casa siendo diferentes...

Un abrazo.

Susana Aparicio dijo...

jajajaja fabrizio! tu siempre con tus comentarios!!

Hola sergi, gracias por el comentario! Yo de momento no he tenido ningun problema a la hora de abrir tu pagina, asi que te sigo visitando...