
Giulano de Medici
Gabriele Finaldi, director adjunto del museo del Padro, decía en una entrevista publicada en Arte y Parte que España es el país que cuenta con más pequeñas galerías y museos de toda Europa.
Yo, sinceramente, no sé como es el tema de "ser artista" en España ni cómo incide esto en el hecho de que haya tanta galería expositora. Pero si miro a Holanda -país en el que se ha desarrollado un estado del bienestar o, literalmente, un "estado de cuidado" (zorgstaat) en que el gobierno cuida, o cuidaba, de sus ciudadanos en el sentido más amplio de la palabra- resulta que el ser artista te da ya de por sí el derecho a un salario mínimo en forma de subsidio, eso sí, para ello hay que tener acabada la carrera de bellas artes o una amplia experiencia dentro del mundo artístico.
Se supone que con este subsidio el artista tiene más tiempo para desarrollar sus obras material, intelectual e incluso, ¿por qué no?, filosóficamente sin tener que recaer en preocupaciones tan mundanas como la de ganarse un salario para poder sobrevivir.
Lo que en teoría debía de ser la "solución ideal" para el desarrollo artístico holandés, en la práctica parece no dar mucho resultado. La opinión general es que el arte holandés actual no es tan innovador como cabría esperar, siendo "innovación" la palabra clave que parece determinar en este momento el grado de éxito obtenido o no dentro del mundo del arte y, sobre todo, en el del diseño y la arquitectura (fuera de la discusión de si se les puede llamar también arte).
Aunque siempre hay excepciones, como lo puedan ser los films de Saskia Olde Wolbers o, de forma más clásica, las obras de Arjan van Helmond entre otros, no deja de ser curioso que la mayor parte de los críticos sea de esta opinión culpando al sistema holandés de sostener económicamente a los artistas sin "motivarlos a crear" a menos que reciban subsidio por ello.
El artista inglés Chris Evas proponía hace poco en el Stedelijk Buro de Amsterdam a sus colegas holandeses, a través de un film hecho para la ocasión, que participaran en un workshop de tres meses de duranción para desarrollar diferentes ideas dentro de la pintura, la escultura, etc. Eso sí, de entrada decía que este workshop no estaba subsidiado y se preguntaba cuántos artistas se apuntarían a él (yo también). Curiosamente el film que él había realizado como crítica al sistema de subsidios holandés estaba "patrocinado" por tres firmas culturales, dos de ellas holandesas.
Otro punto es el caso que se está dando en Berlín, donde empresas están alquilando ateliers para artistas a precios mínimos, comercializando de esta manera el movimiento artístico "underground" tan representativo de Berlín, en el que, después de la caida del muro, artistas faltos de dinero ocupaban edificios vacíos del Berlín oriental para utilizarlos como ateliers y desarrollar eventos. Lo que me hacer recordar que hace poco se abrió una galería en Amsterdam que tenía como base "crear arte" a partir de productos industriales y ofrecer sus ideas a diferentes firmas para los subsidiaran. Una de sus obras fue diseñar un mueble de cocina en el que el material no era ni madera ni plástico, sino azucar morena de la refinería X.
Para ir finalizando: en un artículo de la revista holandesa de arte contemporaneo Metropolis M se comentaba que tanto en París como Londres o Nueva York son las galerías de arte las que determinan quién tiene éxito o no y, en consecuencia, qué es arte o no, destacando Viena como capital del arte no comercial (con lo cual le pone ya una estampa haciéndolo comercial).
Todo esto me ha llevado a preguntarme en muchas ocasiones si en este momento se puede hablar facilmente del "valor" del arte sin nombrar un precio.