viernes, marzo 14, 2008

Del icono de la economía del mercado a los problemas sociales

Times square en Second Live

Ayer leía en Noticias Scalae que Ole Bouman iba a participar en la mesa redonda de "la ciudad como materia" en Madrid. La noticia seguía así:

Uno de los participantes en la mesa redonda es Ole Bouman, director del Instituto Nacional de Arquitectura de Holanda en Rotterdam (NAi); autor de distintos libros y artículos sobre arquitectura y antiguo director de revistas prestigiosas como ‘Volume Magazine’ y ‘Archis’.

En su presentación Ole Bouman dará unas pinceladas del papel de la arquitectura en los próximos diez años. Según Bouman el valor y el reto de la arquitectura actual no está tanto en la creación de diferencias, sino en abordar las urgencias sociales en el mundo.

A Ole Bouman le gusta relativizar la importancia de la arquitectura de iconos ostensibles. “Hoy en día cada ciudad grande quiere diferenciarse con una arquitectura espectacular y única. En realidad este ansia de originalidad encierra cierta uniformidad, ya que parece que todas esas ciudades persiguen los mismos efectos, optando por los mismos arquitectos”.

Ha sido sobre todo éste último párrafo el que me ha llevado a escribir este post. "A Ole Bouman le gusta relativizar la importancia de la arquitectura de iconos ostensibles".

Aún recuerdo cuando, en el 2005, se dió la noticia en la sala de conferencias del NAi de que Archis desaparecía debido a la negativa del estado holandés a su petición de subsidio para poder continuar con la revista de arquitectura y urbanismo. Olé Bouman, junto con Arjen Oosterhuis -que le ha substituido como director de la revista Volume- confirmaba su desaparición como Archis y su continuación como Volume. Continuación financiada por la Universidad de Columbia (C-lab) y AMO.

Poco después aparecía el primer número del instrumento mediático de Rem Koolhaas, con una gráfica que ya conocemos de sus libros S,M,L,XL y Content entre otros. En el número 1 de Volume -de la que Bouman era el director- Koolhaas hablaba en su artículo "Beyond de office" sobre quién regía las actividades de la "profesión", a saber: la economía del mercado, y sobre lo mal pagados que estan los arquitectos reclamando que el estatus de "arquitecto estrella" fuese tan bien remunerado como el de las "estrellas" del pop.
Este mismo número terminaba con un artículo de Ole Bouman "Unsolicited Architecture" en el que se preguntaba si la arquitectura en sí misma se podía anticipar a la necesidad/demanda, dando respuesta a problemas en los que nadie había pensado que se pudiesen solucionar con la arquitectura. O como él mismo decía:

The question here is: can we go beyond this pattern and anticipate architecture before it becomes a request? Can architecture emerge, surface, show up at times and places where nobody thought of architecture to solve a problem? Can architecture exceed its ouwn procedural and conceptual scriptedness, and invent scripts for time, space and the production of menaning beyond the project? Finding nwe definitions and mandates for itself? In other words, can architecture be an unsolicited act?

¿Estaba hablando de la introducción de un nuevo producto en el mercado?. Releyéndolo de nuevo me hace pensar en un artículo del crítico de arte de los años ´60 Clement Greenberg, en el que decía "Que en medio de la decadencia de la sociedad actual algunos de nosotros hayamos rechazado aceptar esta última fase de nuestra propia cultura (recaer en el academicismo en el que las cuestiones realmente importantes dejaban de tratarse porque provocaban controversia) debe contemplarse como un signo de esperanza" y continúaba más adelante refiriéndose a la vanguardia "Pero una vez se hubo desvinculado de la sociedad, la vanguaria dió un giro y comenzó a repudiar la política, tanto la revolucionaria como la burguesa. La revolución se dejó como tarea de la sociedad (...)".(1)
Punto al que parecemos haber llegado en la arquitectura si vemos que los proyectos premiados y apreciados por los medios de comunicación -tanto especializados como no- son aquellos que se destacan por ser arquitetura estrella, de poco contenido social y mucho "valor de mercado".

Volviendo a Ole Bouman, hace un par de meses aparecía un artículo suyo en Arquitectura Viva (2) (parece que Galiano lo ha descubierto) sobre el peligro que encierra la suburbanización para el desarrollo de la ciudad como centro de evolución social y reclamando esa visión de futuro de la arquitectura que caracteriza sus últimos discursos. Poco después me encontraba con otro artículo suyo en la editorial del Boletín de Arquitectura del NAi (3), volviendo a recalcar la necesidad de una arquitectura visionaria y lo que va a suceder dentro de ella los próximos diez años. Unas semanas más tarde repertiría literalmente el mismo texto en una charla que dió durante un simposio sobre Piranesi y su influencia en la arquitectura holandesa... de nuevo salió la necesidad de una visión en la arquitectura como tema central de su discurso.

Con todo esto no quiero decir que no tenga razón, todo lo contrario, se necesita contenido en los proyectos que se publican, que se discuten, es necesario que surja una crítica que parece desaparecida del panorama arquitectónico actual. En eso estoy totalmente de acuerdo y no es nada nuevo tampoco, es un proceso que se repite a lo largo de la historia del arte y la arquitectura. Sin ir más lejos, y tal y como deja ver Victoriano Sainz Gutiérrez (4), Oriol Bohigas diría refiriéndose a un texto de 1957 que consumaba la ruptura de Rogers y De Carlo en Casabella "Recuerdo un poco el texto de Giancarlo. Era un ataque contra el personalismo de Rogers y, sobre todo, contra la excesiva importancia de la crítica figurativa. Giancarlo se quejaba de que la arquitectura moderna había entrado en un formalismo académico y que la revista, en lugar de atacarlo a favor de los contenidos sociales y productivos, sólo había una política de transformación del lenguaje. Era una posición comprometida imcluso políticamente que a mi (...) me cayó muy bien" (5). Texto que pareciese bien se podría aplicar a Ole Bouman y la revista Volume.

Sin embargo me sorprende su empeño en repetir un mismo mensaje, de manera machacona, en diversos medios, en los que se habla de diferentes temas. Empeño mediático casi tan grande como el de Rem Koolhaas en tener la primacía en un discurso o arquitectura visionaria.
Me sorprende que haya dejado Volume, revista en la que Rem Koolhaas de la mano de AMO da su visión de arquitecto estrella, para pasar a dirigir el NAi y comenzar a buscar una linea de lo que tiene que suceder los próximos diez años (periodo de tiempo muy holandés, por cierto) dentro de la arquitectura y apostando por una arquitectura vinculada a los problemas sociales.

Quizás se nos desvele en otra noticia sorprendente por qué el texto de Bohigas, que en un primer momento parecía tan aplicable a la situación Bouman-Volume, en realidad no lo es. La noticia aparecía en El País, donde en el artículo "La revuelta de los 100" se nos hablaba sobre la polémica desatada en Francia en torno al premio Escuadra de Plata que ha sido entregado a un estudio desconocido por un proyecto desconocido, en el mismo artículo Javier Mozas comentaba que también OMA se manifestaba a favor del fín del arquitectoura del icono: OMA, en la memoria de uno de sus últimos proyectos en Dubai, coincide: "La ambición de este trabajo es acabar con la presente fase de idolatría arquitectónica -la era del icono- en la que la obsesión por el genio individual excede ampliamente ese compromiso con el esfuerzo colectivo que se necesita para construir la ciudad". Llegó el comandante y mandó parar.

¿Será que ya ha acabado la decáda de los edifios icono, comenzada con el Gugenheim de Bilbao, y se está a la búsqueda de una nueva tendencia? Esperemos que de ese empeño de Bouman surja una buena discusión crítica sobre la situación actual y que no acabe en un show mediático (Koolhaas/Bouman) para enfilar la arquitectura en otra dirección que venda mejor ahora que el icono se está viniendo abajo.


(1) Clement Greenberg, artículo Vanguardia y kitsch (páginas 24-25), del libro La pintura moderna y otros ensayos, Ediciones Siruela 2006.
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(2) Ole Bouman. Arquitectura Viva nr 112, 2007. Verdad o Suburbanización, las contradicciones de un modelo en crisis. Páginas 32-33.
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(3) Ole Bouman. Architectuur Bulletin nr 04, NAi 2008. Essay 01, Nieuwsgierigheid.
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(4) Victoriano Sain Gutiérrez. El proyecto urbano en España, génesis y desarrollo de un urbanismo de los arquitectos. Sevilla 2006. cit p. 82.
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(5) O. Bohigas. Entusiasmos compartidos y batallas sin cuartel. cit. p. 154

3 comentarios:

Federico García Barba dijo...

El caso de Rem Koolhaas y su esfuerzo por controlar el mundo de la imagen y la crítica de la arquitectura holandesa es patético. Y eso a pesar de que es un brillante polemista.
Habría que crear una nueva categoría para este tipo de arquitectos que nos avasallan hoy en día con su capacidad de vender su marca. Yo la describiría como Arquitectura Cínica
Ya que no podemos hacer una arquitectura ética, unamonos a los poderosos para acentuar el desaguisado a lo largo y ancho del planeta y así nos enriqueceremos con las migajas del pastel.
Es una postura despreciable y deberíamos ignorarla a pesar de su brillantez formal y discursiva.

Susana Aparicio dijo...

bueno... el problema está en que no hay una crítica holandesa en este momento, o por lo menos yo aún no la he descubierto. Falta un debate sobre la arquitectura, y me parece que esto no solo sucede en Holanda.

Contra Rem Koolhaas no tengo nada, mientras no nos dejemos comer la cabeza con sus nuevos trucos de marketing...

Anónimo dijo...

en estos tiempos en que puedes calcular y diseñar con programas de todo a un euro, o te conviertes en un genio del marketing o no te comes una rosca.....y mas ahora que esta acabando la edad deoro adosado y del pisito de 65m2....hay que hacer creer a la gente que con la arquitectura van a vivir experiencias culto-intelectu-extrasensoriales...igual que cuando se compran el coche, la colonia o la compresa de turno.......ahi la gracia del señor Koolhas, zaha, herzog y compañia.....