miércoles, febrero 18, 2004

Cafe De Bali, Amsterdam 17:45


Hoy, cosa rara, he llegado demasiado pronto a mi cita con Anne, me entretengo mirando atraves de la ventana, viendo los paraguas y abrigos de colores en movimiento. Ya casi esta anocheciendo y todos vuelven del trabajo, a veces tengo la sensacion de que nos movemos siempre en la misma ola de gente sin que nos reconozcamos los unos a los otros, compartiendo los mismo tiempos y espacios. Junto a cuantos de esos abrigos habre caminado por la ciudad sin darme cuenta?

Vuelvo la vista hacia dentro: De Bali esta lleno, como siempre. Parejas melosas sentadas en los sofas, grupos de jovenes y turistas amontonados alrededor de una mesa demasiado pequeña... se oyen conversaciones en todos los idiomas. A mi lado se encuentran unas chicas españolas: "ya esta lloviendo otra vez!", "pues yo no me voy sin haberme comprado algo de ropa... mañana vuelvo al mercadillo!", "si? no se, yo no he visto nada que mereciese la pena"... dejo de prestar atencion.

Un poco mas alla acaba de entrar una pareja, empapada, con su paraguas roto. El paraguas roto es una de las imagenes mas tipicas de Amterdam: paraguas rotos tirados por la calle, en papeleras, en las manos de sus dueños que los miran impotentes mientras intentan protejerse todavia un poco con ellos, paraguas volando... que todavia no se han roto pero que no duraran mucho.

Sigo esperando a Anne que, con su puntualidad inglesa, llegara justo a las seis. Pero no me importa
estar un ratito mas asi, mirando a la gente. Siempre me han gustado los cafes, su olor familiar, la intimidad que uno encuentra detras de una taza humeante, el murmullo que te rodea... estes donde estes en el momento en que te sientas y tienes el sabor del cafe en la boca te encuentras en casa, sin prisas. Parece un anuncio de alguna marca de cafe, no?, que tristeza, ya hasta las sensaciones que a una le gustan se han convertido en estereotipos... tendra algo que ver con la globalizacion?

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