jueves, febrero 19, 2004

Una de tranvias

No hay medio de transporte urbano que me guste mas que el tranvia, eso si prefiero con gran diferencia los tranvias viejos, esos que suenan como un molinillo de cafe, a los nuevos y silenciosos. Para el que todavia no lo haya experimentado le puedo contar que cruzar Amsterdam en un tranvia es casi como montarse en el tio-vivo: la ciudad pasa a lo largo mostrandose por un momento, el timbre que avisa de su llegada parece la sirena de las ferias anunciando una nueva vuelta, el bullicio de la gente que sube y baja te acompaña durante todo el trayecto... y nunca sabes si al bajar de el te habran robado el monedero o no.

Ademas, siempre esta el factor sorpresa de si habran cortado alguna calle, por lo que de repente el viaje puede tomar un curso totalmente inesperado. Sin ir mas lejos, ayer me toco darme un paseo de unos veinte minutos al volver a casa, no por eleccion propia sino mas bien de las actuales obras publicas de la ciudad, sin darme cuenta me subi a la linea 25 y en ella uno se pregunta al llegar a la rotonda del Beteringscircuit si seguira todo recto o torcera a la izquierda, ayer torcio...

De todas maneras hay cosas a las que uno termina acostumbrandose y se toman como un hecho mas de la ciudad, sin que nos planteemos si es asi como realmente deberian de ser, simplemente se aceptan y forman parte de la vida diaria de cualquier urbanita (con todas las irritaciones que puedan conllevar). Resulta curioso ver que solo nos damos cuenta de su funcionamiento cuando nos encontramos en una ciudad desconocida, solo entonces nos llama la atencion las diferencias entre los datos que tenemos o que nos parecen mas logicos (por donde pasan los autobuses, como llegar a la direccion indicada, donde deberia encontrarse el parquimetro, los carteles indicadores, etc) y la ciudad tal y como es.
Observando como nos movemos en nuestras propias ciudades surje la pregunta de si es la ciudad la que se adapta a nosotros o nosotros a la ciudad.

Siempre habia pensado que Zaragoza era la ciudad de las obras eternas, pero al trasladarme a Amsterdam me di cuenta de que es mal de toda ciudad que se precie un poco. En los ultimos cinco años el centro a sufrido cambios en el tamaño de las calles, las mismas aceras se han ensanchado y estrechado varias veces, han aparecido y desaparecido senderos de bicicletas, se han talado arboles y se han creado zonas verdes en las que ahora se esta prohibiendo uno de sus usos mas populares: el futbol! (aunque hay que reconocer que se hace medio peligroso cruzar Museumplein mientras oyes silvar pelotas a tu alrededor). Y cuando acabaran de marearnos con tanto cambio? yo creo que nunca, siempre habra alguien que suba al poder y "descubra" que es lo que necesita la ciudad... lo que esta muy bien, pero por favor! que se pongan de acuerdo para que los cambios duren unos cuantos años!

Volviendo a "mi" tranvia, creo que el dia en que se termine de realizar el metro (con el que podre hacer el mismo trayecto en diez minutos en lugar de quince) hechare de menos la emocion de no saber si tardare veinte minutos mas o menos en llegar a casa, aunque seguro que para entonces ya se les habra ocurrido otra obra para cerrar alguna de las calles por las que pasa...

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