
Ayer sábado estuvimos visitando el espacio alternativo de exposiciones
66 East aquí en Amsterdam. En él se tiene la posibilidad de abrir el debate através de una exposición sobre temas concernientes a la ciudad y sus movimientos desde el diseño, la arquitectura, la literatura, el cine, etc.
En la exposición actual
Transgressive Architecture saca a relucir un tema muy conocido en todas las ciudades que siempre se deja de lado por afectar a unos habitantes que no son considerados como "parte de la ciudad" aunque estén incondicionalmente unidos a ella.
Los "Límites de la inclusividad" de TA examina las fronteras socio'políticas del espacio público en Londres y más concretamente en Russell Square.
"¿Qué pueden ofrecer los arquitectos a las comunidades nómadas callejeras, que generalmente son ignoradas por su estatus de grupo no-cliente?" -se preguntan.
La historia de Russel Square es cada vez más comun en Londres. Esta plaza diseñada por
Humprhey Repton a finales del siglo XVII fue creada, como todas las de su area (Bloomsbury), para generar capital y estimular el "little town". Estas placitas y el desarrollo entorno a ellas fueron vistas como
"pequeñas comunidades... una manera de crear una ciudad atractiva y humana más allá de las antiguas murallas". Pero en lugar de introducir zonas naturales abiertas en la ciudad su diseño pareció partir de
"viejos claustros de monasterios o jardines de conventos medievales con los que Londres estuvo tan familiarizado alguna vez ".Lejos de ser lugares armoniosos y homogeneos, estas plazas dieron lugar a una fragmentada realidad social siendo muy populares entre los vagabundos y ocupas que se fueron a vivir y trabajar cerca de ellas. Las plazas no habían cambiado mucho desde la segunda guerra mundial, desde entonces y hasta el 2002 Russel Square era utilizada por la noche para el intercambio de sexo y el "outdoor-sex" del mundo gay. Finalmente la plaza acabó siendo cerrada al público por la noche impidiendo no sólo estas actividades sino privándoles también de su
alojamiento nocturno a muchos vagabundos.
Los textos y paneles de los proyectos que finalmente han sido desarrollados a partir de estos datos los podreis encontrar dentro de poco en la página de
A4 Investigaciones Urbanas.
Mas allá de los proyectos surgidos lo interesante de esta exposición es que pone de manifiesto algo que nos rodea diariamente y a lo que, unánimemente, nos empeñamos en negar e ignorar: esos habitantes nómadas urbanos que llevan el nombre de junkies, vagabundos, "locos del barrio"...
Estas comunidades, si se las puede llamar así, que están íntimamente ligadas a la ciudad sufren constantemente el destierro por no estar consideradas como "usuarios" por derecho de misma.
En uno de los paneles expuestos se comentaba que el diseño del espacio público (así como el de la arquitectura) se realiza basándose en dos premisas "la forma según el uso" o "el uso según la forma". En el primero se parte y se determinan ya de antemano a quién va dirigido ese espacio público (familias, gente joven, tercera edad, etc.) y quien no pertenece a él queda marginado del mismo, pero... ¿cuándo se ha diseñado algo pensando en estos grupos alternativos? y no solo eso, ¿cuándo no se ha diseñado algo excluyéndolos? (quizás un ejemplo de esto último en el que sí que se pensó en ellos es segundo proyecto que nombré en el post
cuarto mundo)
Una de las imágenes que más me gustaron fue una serie de planos del parque en los que se mostraban mediante manchas de colores los diferentes usos y actividades que tenían lugar en él a lo largo del día. El dinamismo que emanaba de ellos era fantástico. De ahí me surgió la pregunta del "por qué diseñar espacios públicos tan estáticos siendo su uso tan dinámico".
Curiosamente hace un par de días leía en el periódico que en Amsterdam, en la plaza "Maria Heinneken" el ayuntamiento del distrito al que pertenece (De Pijp) y los tenderos se han propuesto "sanearla" para librarse de las molestias y la inseguridad que llevan consigo los vagabundos que allí se reunen. Como solución han propuesto poner más cámaras de vigilancia en el pasaje comercial, más policías, realizar más actividades en la plaza y remodelarla.
Que la plaza necesitaba una remodelación estaba claro, como ya comenté en
otro post, en este momento no es otra cosa que una superficie asfaltada y desolada alrededor de la cual una decena de cafés y restaurantes desbordan de actividad. Y en la que sus principales usuarios son los niños en patines y los borrachos y "locos del barrio" que la usan para reunirse.
Casualmente nosotros vivimos allí cerca y, excepto el caracter desolador que presenta la plaza, nunca hemos constatado esa "inseguridad patente" de la se hablaba en el periódico. En realidad la zona se está haciendo cada vez más popular por su cafés, restaurantes, mercadillo (Albert Cuip) y comercios especializados (una especie de Soho londinense) y estos visitantes indeseados no corresponden con la imagen que se quiere dar.
Así que una vez más son desterrados sin que se les proponga ningun espacio alternativo donde poder reunirse, la historia se repite...