Si hay algo que me fascina de la ciudad es sus gentes, a veces me podria quedar todo el dia sentada en una terraza viendola pasar y escuchando sus conversaciones.
- Ha llovido otra vez, otra vez? o es la misma lluvia de toda la semana que se repite incesantemente, como en un disco rallado que vuelve una y otra vez al mismo punto?, las calles encharcadas y frias aparecen desiertas, la ciudad pasa a mi lado como una pelicula sin extras, la ventanilla del tranvia se esta empañando, ocultando las fachadas grises tras un vaho de suspiros e impaciencia. Oigo un murmullo, giro la cabeza y veo entrar una chica de facciones orientales, en sus manos enguantadas lleva un gatito negro y un paraguas gigante blanco, camina con dificultad. La seguimos con los ojos hasta que se sienta junto a mi, al otro lado del pasillo. El gatito se entretiene mirando por la ventana, mirando a la gente, mientras ella tiene la vista centrada en el respaldo del asiento delantero, ignorandonos a todos, como queriendo pasar inadvertida. Por fin, mi parada, la chica oriental se levanta tambien, se dirige a la puerta y se queda ahi, bloqueandola. Que le pasa? me pregunto, tengo que dar un salto para no quedarme en el tranvia al cerrarse sus puertas. Vuelvo a mirar a la chica y ahora veo la razon de su zozobra: uno de sus zapatos esta roto y lo va arrastrando por el suelo con el pie mientras cruza la calle con el gatito negro en una mano y el paraguas blanco y gigante en la otra. La sigo con la mirada hasta que desaparece poco a poco, renqueando, al doblar una esquina.
- Ah... has podido venir? -oigo decir tras de mi mientras veo una camisa a rayas blancas y rosas avanzar, cruzando la terraza, con su mano extendida hacia la voz- Si, por supuesto, este tiempo no invita a salir pero nuestra cita estaba fija. Me encuentro en La Haya, sentada en la terraza de un cafe, mejor dicho, bajo el toldo de la terraza de un cafe, aqui los toldos no sirven para protejernos del sol, sino de la lluvia que ahora cae como si de una gasa se tratase, casi impalpable pero cubriendolo todo con una capa humeda y brillante. Y? -continua la voz- has podido leer los fragmentos que te envie?. Si -dice la camisa- de eso queria hablarte, se trata de la rima, de la melodia que se desprende de ellos, sobre todo en "y por la tarde, mientras nos tomamos el cafe...", no podiras cambiarlo por "y por la mañana, mientras nos tomamos el cafe...". Silencio. No... -la voz parece duvitativa- la melodia queda mejor con "y por la tarde, mientras nos tomamos el cafe..." no es lo mismo que cuando dices "y por la mañana, mientras nos tomamos el cafe...", no te parece?. Se oye un carraspeo. Si... no... tienes que mirar el total "y por la tarde, mientras...". Le pido la cuenta al camarero, por hoy ya esta bien de cafe.
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